Desde finales de los noventas y principios del 2000 las larvas de las moscas se convirtieron en aliadas de los investigadores de crímenes.
Desde el momento en el que las autoridades encuentran un cadáver es necesario determinar las horas que tiene la persona de haber fallecido y para obtener ese dato es que se analizan las larvas.
El perito judicial Roberto Morales Montero, integrante de la Unidad de Biología Forense, afirmó que las moscas pueden detectar el olor de una persona sin vida en cuestión de minutos (aunque eso puede variar por las condiciones ambientales).
"Lo que hacemos es determinar cuál es la mosca pionera (la que arribó primero al cuerpo, puso un huevo y desarrolló una larva) y qué edad tiene. Esa determinación que hacemos puede relacionarse con el estimado del tiempo de muerte", detalló Morales.
Una vez que los investigadores dan con la mosca pionera la matan y de acuerdo con la longitud del insecto puede determinar qué edad tiene y asocian el dato con un tiempo cercano al de muerte de la persona. Eso es muy importante.
Además los biólogos de esta sección tienen conocimiento de la distribución geográfica de las especies de moscas, y con este detalle saben si un cadáver fue movido de lugar ya que cada tipo de insecto está asociado a una zona por las condiciones ambientales como de calor o de humedad.
Uno de los casos que llevó esta Unidad fue el de la muerte del travesti Jorge Rodolfo Calderón Bedoya, más conocido como Ana Yanci, a quien mataron dentro de la casa en la que vivía, en El Cocal de Puntarenas. A este hombre lo hallaron el lunes 28 de febrero del 2000 y lo habían asesinado cuatro días antes.