“Una amputación no es una discapacidad, es una forma de vivir diferente, en la que hay que adaptarse y saber que todo se puede lograr”.

Así lo dice el universitario José Badilla Ramírez de 25 años, quien hace cinco años sobrevivió, junto con su familia, a una de las pruebas más difíciles tras ser víctima de un choque de moto contra carro, en el que perdió la pierna derecha.

Él asegura al principio tuvo emociones encontradas, porque cuando empezó aceptar lo que ocurrió, se topó con personas que sin querer lo lastimaban cuando lo llamaban y le preguntaban “¿cómo estás?”. Ahí la parte negativa del cerebro se despertaba y lo traicionaba.

“Me sentía una persona muy joven, a quien la vida se le había terminado, lloré, pero los enfermeros del hospital de San Ramón me quitaron el teléfono y me decían que podía salir adelante, poco a poco comencé a sentirme mejor”, expresó.

“Ahora vivo una vida normal, en donde sé que hay que luchar y agradecerle a Dios por todo lo que nos da, aprender de los golpes de la vida, pero no hay que agüevarse porque hay que echar para adelante, lo más importante es que tenemos salud y estamos vivos.

“El mantenerse ocupado sana más rápido las heridas, a los dos años del accidente, luego de terapias y curaciones continúe estudiando, estoy sacando Administración de Empresas, hago deporte, juego voleibol sentado y gracias a este deporte he participado en los juegos Panamericanos en Toronto, Canadá, también he ido a República Dominicana”, manifestó el muchacho.

Conductor irrespetó alto

El valiente recordó que el accidente ocurrió la noche del sábado 25 de enero del 2014 a las 10 de la noche, cerca del Instituto Julio Gracía, en San Ramón centro.

El conductor de un carro se brincó el alto, mientras el motociclista llevaba la vía.

Debido al impacto fue a dar hacia otro carro que lo tiró a unos 15 metros de donde ocurrió el accidente.

“En ese momento quedé consciente, intenté levantarme por la adrenalina que sentía, pero cuando quise ponerme de pie me caí, no sabía lo mal que estaba”, mencionó.

"Sentía mi pierna como una gelatina, no creía lo que me había pasado. Cuando vi mi pierna me asusté, el pie se me había cortado y quedó pegado en la trompa del primer carro, fue muy impactante.

Asegura que cuando llegaron al hospital, los doctores le dijeron que debían amputarle un poco más porque el hueso y la carne estuvieron expuestos y pudieron adquirir una bacteria y por eso le cortaron abajo de la rodilla.

El caso fue a juicio, al señor le dictaron cuatro años de cárcel, pero al final solo fue seis meses y el caso quedó ahí.