Sucesos

Murió por ayudar: la cruel historia del agente del OIJ asesinado por policías

En una situación muy extraña fue asesinado el agente Rodrigo Solano Maltés, hecho que estremeció al Poder Judicial

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El asesinato del agente del OIJ, Rodrigo Solano Maltés, dejó una huella de dolor para los vecinos de San Isidro de Coronado cuando solo quiso hacer lo correcto.

La madrugada del 13 de octubre de 1985 marcó para siempre a los lugareños, quienes apodaban a Solano como Chiri.

Su muerte estremeció también al Poder Judicial.

Homicidio de Rodrigo Solano
Las fotos de Rodrigo se volvieron un tesoro para su familia. (Cortesía/Cortesía)

Rodrigo tenía tres años y medio de laborar en la Sección de Homicidios del OIJ.

Era considerado un investigador prometedor: apenas quince días antes había regresado de Nueva York, de una capacitación sobre secuestros, un área que reforzaría su carrera y los planes que sus jefes tenían para él.

Aquella noche Rodrigo estaba libre y andaba desarmado. Como solía hacer, decidió dar una vuelta por el barrio junto con tres amigos inseparables: Allan Brenes, Walter Herrera y Raúl Vargas, quien conducía un Fiat color crema.

Los cuatro conversaban afuera de la casa de Rodrigo, a pocos metros del parque de Coronado, cuando escucharon gritos. El instinto profesional de Solano se activó de inmediato. Pidió a sus amigos que fueran a ver qué ocurría.

A unos cien metros encontraron a varios hombres golpeando a un joven para asaltarlo. Al notar la presencia del vehículo donde iban los amigos, los agresores se alejaron. La víctima del asalto, identificada como Andrés Salazar, era un mecánico que esperaba bus tras salir del bar Club Sport Uruguay. Había tratado de defenderse usando su propia faja para ahuyentar a uno de los atacantes. Literalmente, el hombre los agarró a fajazos.

Homicidio de Rodrigo Solano
La bala le dio directo a Rodrigo. Fotos Archivo GN (cortes/cortesía)
Homicidio de Rodrigo Solano
En este sitio fue herido el investigador. (cortes/cortesía)

Rodrigo y sus amigos no se bajaron del carro. Le dijeron que se mantuviera en el sitio y que ellos irían a buscar ayuda a la Guardia Rural. Sin embargo, lo que parecía un acto responsable pronto se convirtió en una trampa mortal.

“Él actuó bien porque no tenía su arma; la había dejado en su casa, por lo que no podía reaccionar, y tampoco podía abandonar a aquella persona que estaba siendo víctima de un delito”, dijo Carlos Rodríguez, exinvestigador, quien tuvo una amistad con Rodrigo.

homicidio en coronado
El crimen conmocionó Coronado. Foto: Geminis IA (cortesía/cortesía)

Al llegar a la delegación, los jóvenes se sorprendieron al ver que los mismos hombres que habían atacado al mecánico estaban con los policías. Uno de ellos les ordenó que se fueran, sin permitirles denunciar lo que habían visto.

Desconcertados, regresaron al parque para buscar a Salazar, pero este ya se había marchado. Fue entonces cuando la situación se volvió muy peligrosa.

Uno de los policías, de apellido Pérez, se escondió entre unos árboles y salió a encañonarlos cuando intentaron bajarse del carro. Detrás de él aparecieron otros tres guardias: Vega, Rojas y García, todos fuertemente armados.

Según reconstrucciones posteriores de los hechos, los oficiales habían pasado la noche bebiendo, pese a estar de turno. Además, uno de ellos, Vega, tenía en el rostro la marca del fajazo que Salazar le había dado minutos antes al defenderse, lo que confirmaba que los policías eran parte del asalto.

“La marca del fajazo en aquel tiempo fue una pista clave, para saber que ellos eran los involucrados”, contó Rodríguez.

Homicidio de Rodrigo Solano
Los agentes encontraron gran cantidad de evidencia en el caso. (cortes/cortesía)
Homicidio de Rodrigo Solano
En este carro viajaban los amigos. (cortes/cortesía)

En medio de la tensión, Vega hizo un disparo al aire. Rodrigo, desde el asiento trasero, intentó calmar la situación. Sacó la cabeza por la ventana y dijo: “Suave, suave, ya nos vamos; cuidado se le suelta un tiro”.

En ese momento, Pérez manipuló su arma creyendo que había retirado el primer proyectil del tambor. Pero no lo había hecho. Al jalar del gatillo, el disparo impactó a Allan en la frente y continuó su trayectoria hasta herir gravemente a Rodrigo.

Entre el caos, los amigos observaron cómo Pérez escapaba corriendo hacia la delegación, mientras que los demás policías trataban de aparentar una detención formal para encubrir lo ocurrido. Sin embargo, agentes del OIJ llegaron rápidamente, y arrestaron a los cuatro involucrados.

Rodrigo fue trasladado al Hospital Calderón Guardia, pero su condición era crítica. Tenía muerte neurológica. Su familia tomó la decisión de donar sus riñones y córneas, un gesto que honraba todo lo que a su corta vida había demostrado: su don de servir.

El 14 de octubre de 1985, al desconectar los equipos, su corazón dejó de latir. Ese día, Coronado perdió a un vecino querido, y el OIJ a un investigador brillante.

Homicidio de Rodrigo Solano
Doña Teresita Solano, mamá de Rodrigo, durante muchos años vistió de negro por el luto a su hijo, ella ya falleció. (cortes/cortesía)

“Él era un muchacho bueno, tenía una hija que me parece estaba cerca de cumplir un añito cuando murió; ella era un motivo para él de mucha felicidad. Ese día que lo mataron recuerdo que otros compañeros comentaban que no había podido ir a verla y por eso fue que salió a dar una vuelta con sus amigos”, comentó Rodríguez.

“Rodrigo tenía un carácter fuerte, pero una gran proyección; iba a ser un gran investigador. A veces nos decía que él iba a ser en el futuro el jefe de Homicidios y, si no le hubieran arrebatado la vida, lo hubiera logrado porque tenía sus metas claras”.

Gerardo Castaing fue compañero de Rodrigo. (Melissa Fernandez Silva)

La vela se realizó en el auditorio del Poder Judicial, donde asistieron cientos de personas: compañeros de trabajo, vecinos y autoridades. El entierro fue escoltado por patrullas del OIJ y Tránsito, mientras los habitantes del pueblo miraban con indignación el actuar de los guardias involucrados.

El Ministerio de Justicia confirmó que Vega descontó nueve años de prisión por homicidio simple, pena que cumplió en 2003. Los otros tres guardias también enfrentaron procesos judiciales, pero las penas fueron menores.

La mamá de don Rodrigo, Teresita Solano, quien ya falleció, dijo a La Teja en el 2012 que por la muerte de su hijo pasó décadas cargando con el luto. Ella se vestía de negro porque, de lo contrario, su hijo iba a pensar que no lo extrañaba.

El día del crimen, doña Teresita escuchó dos disparos y le gritó a uno de sus sobrinos: “Me mataron a Rodrigo”; minutos después sonó el teléfono para darles la trágica noticia que vino cargada de dolor y más desgracia, ya que una hermana de la señora murió poco después de tristeza por lo ocurrido con su sobrino. Además, una de sus hermanas también perdió a su bebito.

En Coronado todavía hay quienes recuerdan el caso. (Jose Cordero)

El criminólogo Gerardo Castaing nos contó que él conoció a Rodrigo porque fueron compañeros en el OIJ, y todavía lo recuerda.

“Cuando Rodrigo entró al OIJ a Homicidios, donde yo también estaba, lo pusieron de pareja con un compañero y conmigo, por eso lo recuerdo. Era un muchacho que siempre andaba con nosotros, muy atento y aprendiendo todo lo que podía. Era un investigador muy bueno”, dijo el exagente del OIJ.

Además, relató que compartieron una anécdota cuando los mandaron a un curso en Nueva York.

“Caminábamos por la Quinta Avenida cuando él vio un minicomponente, pero ya no había plata, habíamos gastado todo. Al final yo lo compré y me lo traje para la casa. La verdad era un muchacho excelente, con un gran cariño por la investigación criminal”, dijo.

El experto recordó que el oficial falleció cuando se encontraba en su día libre.

“Fue una noticia muy dura, muy triste por como se dieron los hechos”, dijo.

En Coronado, los vecinos más antiguos aún recuerdan a Rodrigo como un hombre de carácter fuerte, pero de gran corazón, cuyo objetivo fue siempre convertirse en un gran investigador.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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