Doña Jeanette Cubillo asegura que sus nieticos Jairo de seis años y Joel de tres añitos le dan el consuelo y la fuerza para sobrellevar la desaparición de su hijo Bryan Marchena.
El joven, quien era mecánico de carros, fue visto por última vez el sábado 21 de octubre del 2017; ese día salió de su casa, en barrio Santa Elena en La Colonia de Guápiles.
En ese momento las fotos de Muchachón, como lo conocen de cariño, acapararon los medios de comunicación ya que sus familiares pidieron ayuda para encontrarlo, pero hasta el momento no fue posible.
Ese día él le dijo a sus seres queridos que iría a arreglar el carro de una señora, sin embargo, recibió otra llamada y cambió de rumbo. Desde ese momento desapareció misteriosamente.
La mamá de Bryan dice que el dolor que siente todos los días es tremendo y solo puede soportarlo con la ayuda de Dios.
“Cuando yo veo a mis otros dos hijos desayunar me acuerdo de él, también cuando cocino, cuando lavo ropa, en todo momento pienso que habrá sido de él. Yo estuve yendo mucho al OIJ a preguntar cómo iba el caso, hasta dos veces por semana, pero nunca tenía noticias y yo terminaba llorando de la desesperación y la impotencia.
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“Los únicos que me dan consuelo son los dos hijos de Bryan, a ellos los veos todas las semana y el menorcito se viene a quedar a mi casa de viernes a domingo, también me he refugiado en el rosario, lo rezo todos los días y eso me da fortaleza para seguir adelante en medio de la incertidumbre”, relató con voz quebrada.
Cubillo relató que seis meses después de que se perdiera Muchachón, un hombre encontró un bolso tipo canguro que adentro tenía la cédula y la licencia de él, los documentos estaban en un quebrador en Toro Amarillo. Después de eso no tuvo más noticias sobre el caso.
“Hace diez año se me murió mi esposo, yo pasé por el luto y logré salir adelante, pero esto es diferente porque el no saber nada de mi hijo no me permite dar un cierre a la situación y me causa angustia, desesperación y hasta rabia”, expresó.
Adán Cubillo, hermano de doña Jeanette, asegura que para toda la familia es muy duro continuar la vida sin Muchachón.
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“Yo lo vi en el kinder, la escuela, el colegio y siempre hemos sido muy apegados. Mucha gente nos dice que él está muerto, pero nosotros quisiéramos encontrar aunque sea sus restos para poder sepultarlo y tener un lugar donde ir a visitarlo.
“Nos ha costados mucho retomar nuestras vidas y proyectos sin saber qué fue lo que realmente pasó con él”, aseguró.
Si usted sabe algo del caso llame a la línea confidencial del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) 800-8000-645, la familia del joven le estará eternamente agradecida.