Una niña se convirtió en el sostén de Matihuos Herrera Galera, quien perdió a su esposa Ana Gabriela Cordero Aguilar y a su hija Sasha Kamila Vargas Cordero, en un accidente de tránsito.
Se trata de Constanza Hererra Cordero, quien actualmente tiene 9 años y aunque es hija de Ana Gabriela (al igual que Sasha), para él las dos son como suyas.
Además de Constanza, Matihuos asegura estar muy respaldado por el hijo mayor de Ana Gabriela, llamado Carlos Andrés, por el papá de ella, don Juan Cordero y por muchos otros allegados.
La fatalidad ocurrió en el cruce de Limonal, dos kilómetros hacia Cañas, en Guanacaste, la madrugada del jueves 27 de abril del 2017, ese día fue muy agitado para la familia porque viajaron desde Guanacaste hasta San José, ya que Ana Gabriela se graduó de máster en Enseñanza del Inglés.
La familia salió temprano de Cañas, pero el carro se varó en Puntarenas y a pesar del contratiempo llegaron a apenas a la ceremonia de graduación, luego cenaron con los hermanos de Ana Gabriela y ese mismo día regresaron hacia Guanacaste.
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Herrera manejaba el carro, pero iba tan cansado que se durmió y chocó contra un árbol. Madre e hija murieron en el lugar.
Matihuos, Constanza y Carlos Andrés sufrieron fuertes golpes. A ellos solo les faltaban 20 kilómetros para llegar a casa.
Herrera estuvo seis días internado al igual que su hijastro y no pusieron estar en el funeral de sus parientes.
“El recuerdo de mi esposa y el de su hija permanece vivo en nosotros, siempre la recordamos como la mujer trabajadora y estudiosa que fue”, mencionó este valiente esposo y padre.
Agregó que la última vez que estuvieron juntos como familia lo recuerda como el momento más especial, porque Ana Gabriela obtuvo el mérito de su logro profesional y personal.
“Desgraciadamente me dormí en el camino y pasó este accidente, teníamos muchos planes y retos como matrimonio, la he visto en sueños, pero de manera muy breve, mi mamá y mi hija sí se han soñado con ella.
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“Este tiempo ha sido difícil, porque uno no espera que pase esta tragedia, sobre todo cuando teníamos planes, había felicidad y regresábamos de un momento lindo, uno no está preparado para perder dos seres queridos tan repentinamente, recuerdo que al momento del accidente estuve consciente y no sabía que ellas estaban fallecidas hasta que el otro día mi suegro llegó y me dio la noticia”, recordó Matihuos.
Herrera le enseñó a su hija que la muerte es parte de la vida y es un paso que todos debemos dar, pero que nuestros allegados no mueren si siempre los tenemos en nuestros corazones, además, que ellas están en el cielo y cuidándolos.
Los sobrevivientes se mantienen unidos, Carlos Andrés, el hijo mayor de Ana Gabriela vive con su abuelito materno, pero frecuentemente ve a su hermana menor y a Matihuos.
La familia sabe que se trató de un accidente, por lo que no guarda rencor, solo buenos recuerdos de dos magníficas mujeres.