El niño de 8 años que falleció por los chilillazos que recibió, aparentemente a manos de sus papás --al igual que su hermanita de 10 años--, eran no solo víctimas de agresión física, sino también de palabras horrorosas y gritos, el pequeño suplicaba que no le pegaran más.
La familia vivía en una cuartería en San José, 50 metros al oeste del Tribunal Penal del I circuito, desde una ventana los vecinos escuchaban los infernales días que vivían los pequeños, pero nadie intervino y ahora hay mucha tristeza en la comunidad.
“Les gritaban cosas muy feas: estúpido, bastardo, cállese burro, maldito, engendro, les pegaban constantemente y el chiquito suplicaba para que no le pegaran, pedía que se detuvieran, les decía, ‘ya no más, por favor, pare’”, dijo la vecina, quien nunca denunció.
El OIJ dio a conocer que la casa fue allanada y se dieron con importantes hallazgos.
“Se logran recolectar algunas evidencias importantes como rastros de sangre en ropa, alguna proyección por sangre en paredes, lo que nos denota una agresión bastante fuerte”, indicó Michael Soto, subdirector del OIJ.
El caso se dio a conocer luego de que el niño entró al hospital San Juan de Dios el lunes y ahí falleció, los médicos vieron las lesiones y de una vez pidieron la presencia del OIJ.
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La hermanita del niño, también víctima de agresiones, se encuentra al cuidado del Pani.
Los padres son de apellidos Alvarado y Villagra Jarquín (mujer).
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La Fiscalía Adjunta de Atención de Hechos de Violencia en perjuicio de Niñas, Niños y Adolescentes informó que ambos imputados se encuentran detenidos a la espera de que se realice la audiencia de solicitud de medidas cautelares.