Santiago Jiménez Palma regresó a la escuela de Santa Rosa de Turrialba para iniciar el tercer grado con una alegría especial.
Con apenas ocho años, él es consciente de que su vida estuvo en serio peligro luego de que, el 30 de diciembre, lo mordiera una terciopelo, por eso ahora valora muchísimo cada momento.
“Desde el domingo dejó todo listo porque decía que estaba muy emocionado de volver a clases. El lunes entraba a las siete de la mañana, pero no le costó levantarse, él estaba feliz de ir a la escuela”, contó Francinny Palma, mamá del pequeño.
“Cuando llegó se le acercaron varios compañeros y maestras para preguntarle cómo había seguido y él les contó feliz que ya estaba bien”, agregó la mamá.
Para Francinny este lunes también fue especial, ya que en medio del dolor que pasó llegó a pensar que Santi no sobreviviría a la mordedura de la culebra.
“Cuando mi esposo me contó que los doctores habían dicho que solo un milagro podía salvar a mi chiquito a mí se me vino el mundo encima, era muy duro el hecho de pensar que podía llegar a morir.
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“Verlo ahora vestido con el uniforme de la escuela me hace darme cuenta de que gracias a Dios todo aquello ya es solo parte de unos malos recuerdos”, añadió.
La mujer dice que pese a que el niño tiene una gran cicatriz en la pierna derecha por la operación que le hicieron para sacarle el veneno, él ya corre y juega con normalidad.
“A mí me asusta porque parece un mono subido en todo lado y yo le digo que se tiene que cuidar porque aunque la herida se ve muy sana por fuera, por dentro aún debe estar tiernita”, dijo la mamá.
Confusa situación
Santiago fue mordido por la serpiente el lunes 30 de diciembre; sin embargo, empezó a recibir el tratamiento adecuado para combatir el veneno hasta el jueves 2 de enero, ya que ni los familiares ni el propio chiquito se dieron cuenta de que fue mordido. Por eso hasta la cuarta visita al hospital le dieron el tratamiento correcto.
Cuando la terciopelo atacó, él estaba jugando bola con unos amigos y se metió a una zanja donde se golpeó y se raspó el pie, ahí fue cuando la culebra lo mordió.
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Él pequeño sobreviviente estuvo varios días en Cuidados Intensivos luchando contra los daños del veneno, pero poco a poco fue saliendo adelante.
Los familiares de Santi agradecen a todas las personas que oraron por el pequeño, ya que aseguran que fue la mano de Dios la que lo salvó.