El OIJ de Bribrí decomisó 150 cajas que tenían unas 1.500 unidades de alcohol puro y en gel, las cuales pretendían vender, en apariencia, en el Caribe sur del país.
Este producto lo encontraron en una pulpería y en una empacadora en Sixaola, frontera con Panamá. Ambos locales están cerca y el abastecedor es propiedad de un oriental.
Las autoridades indicaron que este alcohol fue traído de manera clandestina, para evadir el pago de impuestos y registros sanitarios.
Trascendió que cada botella la pusieron a la venta entre ₡3.000 y ₡5.000, lo cual les iba a dejar ganancias entre los ₡4,5 millones y ₡7,5 millones.
De acuerdo con la investigación, un oficial de la Fuerza Pública habría ayudado en la custodia para meter el alcohol a suelo tico y como recompensa a él y a varios uniformados de esta zona les dieron botellas.
En el OIJ dijeron que tienen identificado al uniformado, aunque de momento no hubo detenidos.
El alcohol es un producto muy buscado debido a que el Ministerio de Salud ha recomendado usarlo para limpiar superficies para combatir el contagio del COVID-19, virus que ya ha contagiado a 416 personas en el país, de los cuales 11 pacientes están internados en cuidados intensivos.