OPINIÓN: La forma en que se asigna la tobillera electrónica es la que debe ser vigilada

El 20,5 % de las 2.234 reos beneficiados entre febrero del 2017 y julio pasado con tobillera electrónica volvieron a delinquir, según el OIJ, basado en datos del Ministerio de Justicia. La cifra es demasiado alta, pero solo indica un mal uso de la medida sustitutiva de la cárcel, no su fracaso.

Las tobilleras son necesarias sobre todo para una sociedad incapaz de resolver el hacinamiento carcelario. También favorecen la rehabilitación, viéndola como el principal objetivo de la política penitenciaria de un país civilizado.

Sin embargo, nada de eso justifica el uso deficiente de la medida, como ocurre en vista del sorprendente número de reos con tobillera que delinquen. Algunos suman hasta ocho delitos cometidos.

Peor todavía, la mayor parte de esos delitos implica violencia contra personas o cosas. Hubo ocho casos de homicidio, seis de violación, seis de abuso sexual contra menor de edad y seis de homicidio calificado, pero también robo agravado (238), robo simple (24), robo (12), resistencia (11) y maltrato (11). Además, 20 por portación ilegal de armas de fuego.

Sin embargo, la falla no está en el uso de la tobillera, sino en la forma en la que se concede el beneficio. Cuando los jueces autorizan la tobillera, carecen de información suficiente sobre el reo, como para determinar si aprovechará adecuadamente esta oportunidad. No saben ni si quiera si tiene adónde ir.

La tobillera, obviamente, no es para todos, pero sí para evitar que los que merecen la oportunidad se corrompan en cárceles colapsadas.