Otoniel Orozco Mendoza, de 53 años, alcanzó el sueño que todos los nicaragüenses tienen al llegar a Costa Rica.
Trabajar, hacer dinero, comprar sus pertenencias y sentirse libres.
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Él ya estaba disfrutando del resultado de su esfuerzo y lo compartía junto con su esposa Lilliam Avendaño y los cinco hijos del matrimonio, todos costarricenses.
Sin embargo, un pleito de vecinos se convirtió en una tragedia, pues en él le quitaron la vida a Otoniel de 14 balazos en un condominio en Guachipelín, Escazú.
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Danelia Mendoza, prima de Otoniel, recordó cuando su primo llegó solo con un bolso a Costa Rica y su primer trabajo fue cuidando carros en el hospital de Niños. Esos recuerdos los conserva en su corazón.
“Las anécdotas cuando no teníamos nada, no teníamos ni para comprar pollo, nosotros no comíamos carne, comíamos arroz y frijoles.
“Nosotros somos de piso de tierra, venimos del campo. Él decía que nosotros somos 4x4 porque no teníamos luz eléctrica, aprendimos a ordeñar vacas, a cortar la leña y venimos a aprender las cosas de la ciudad”, detalló Danelia.
Otoniel vio una oportunidad de negocio y fue como con los años estableció una empresa de seguridad.
Él llegó a suelo tico en 1996 y, desde entonces, se quedó, hasta el 3 de junio del 2024, que lo mataron.
Un sujeto de apellidos Ramírez Zamora aceptó la culpa y le impusieron una sentencia de 20 años en la cárcel por matar a Otoniel.
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Danelia considera que a su primo le quitaron la vida por xenofobia y por envidia.
“Que a ese señor le diera envidia que alguien salió adelante...(se refiere a la familia del sentenciado), pero no saben su descendencia, si va a ser un inmigrante y cómo lo van a tratar, por eso tengo compasión con todos, porque uno no sabe dónde va a estar mañana y cómo lo van a tratar, y si no es uno es la familia, por eso hay que ser compasivo y bondadoso”, exclamó.
Señaló que Otoniel amaba a Costa Rica porque no había guerra y decía que era un país seguro.
“Le pido mucho a Dios que no me dé odio y que me dé paz, porque no quiero odiar a nadie, pero es muy duro no odiar a alguien cuando ha hecho lo que ha hecho.
“Oto tenía tanta confianza que era un país seguro y fue donde le quitaron la vida”, manifestó la prima.
Otoniel fue sepultado en Trujillo, en Ciudad Darío, de Matagalpa.