Sucesos

Papá espera que jóvenes condenados por matar a su hijo cambien sus corazones en la cárcel

Los bichos asesinaron al administrador de un bar porque lo confundieron con otro sujeto

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Don Henry Elizondo Solano sabe que ya no hay nada que le devuelva a su amado hijo Julio Elizondo Castro; sin embargo, encontró un poco de paz al escuchar que los dos jóvenes que lo asesinaron el pasado 20 de enero fueron condenados a 12 años de cárcel cada uno.

Pese al daño que le hicieron, Elizondo dijo que no le desea ningún mal a los muchachos, más bien espera que ese castigo les sirva para cambiar sus corazones y enderezar sus caminos.

La condena en contra de los hombres apellidados Fernández Méndez, de 23 años, y Rivera Guillén, de 19, por el homicidio del administrador del bar La Perla en Cipreses de Oreamuno en Cartago, fue dada a conocer la mañana de este lunes en la sala número 1 de los Tribunales de Justicia de esa provincia.

Al escuchar las palabras de la jueza Grethel Barahona, don Henry no pudo contener las lágrimas, pues finalmente sintió que su hijo tendría un poco de justicia por una muerte que él nunca mereció, ya que los condenados lo mataron pensando que era otra persona.

"Me siento un poco satisfecho de que por lo menos se hace valer la vida humana, el dolor que traje cuando llegué aquí igual lo llevo y lo llevaré siempre porque mi hijo no va a volver, se queda allá donde está en el cielo. Ahí nadie lo va a lastimar más, nadie me lo va a maltratar, él tiene paz y nosotros aquí tratamos de conseguirla”, dijo.

No pidieron perdón

Elizondo dijo que desde un principio él y su esposa, doña María Castro, perdonaron a ambos jóvenes e incluso se solidarizaron con sus familias, pues entendían que ellos también estaban sufriendo por ver a los muchachos en el banquillo de los acusados.

“Con la familia de ellos solo nos comunicamos aquí durante el juicio porque son del mismo pueblo y desde un principio los padres lo que hicieron fue pedirnos perdón, algo que esos muchachos nunca hicieron, nunca aceptaron los hechos, nunca mostraron arrepentimiento o pesar”, mencionó.

Lo confundieron

La jueza Grethel Barahona explicó que la decisión de la condena de 12 años se tomó luego de escuchar las declaraciones de todos los testigos, quienes fueron claros al situar a ambos jóvenes en las afueras del bar pocos minutos antes de que ocurriera el ataque.

“Todos refirieron que uno de los sospechosos era más alto que el otro, concuerdan también que el bar cerraba a medianoche y en ese momento una ventana estaba abierta y la otra cerrada y que Julio es quien abre la puerta minutos antes del hecho. Que escuchan solamente una detonación y que después que ocurren los hechos la puerta queda entreabierta”, detalló.

Durante el juicio, el fiscal Mario Quesada explicó que ambos jóvenes tenían como misión asesinar a un hombre con tatuajes, quien en apariencia estaba en ese bar; sin embargo, lo confundieron con Julio, solo porque él llegó a abrir la puerta del bar.

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