Sucesos

Para un guarda oír “papi, te amo” fue más fuerte que once puñaladas

Un grupo de delincuentes le robaron el celular a un guarda y lo apuñalaron cuando iba hacia el trabajo, en Heredia

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A don Jorge Soto, quien es guarda, casi lo matan de 11 puñaladas en la espalda.

El arma le perforó un pulmón, el hígado, el bazo y el páncreas; además en el diafragma le quedó una pieza del puñal.

Los médicos le daban pocas posibilidades de sobrevivir, sin embargo, antes de que entrara a la sala de operaciones del hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, don Jorge vio a su esposa, a una nieta y a su segunda hija, quien se le acercó y le dijo algo muy especial y poderoso.

“Me llevaban en camilla y ella me dijo ’papi, te amo’. Fueron las únicas palabras y aún las recuerdo como aquel día (guarda silencio)... Fueron tan fuertes que aún trago grueso al recordarlas”, cuenta.

La agresión contra el guarda ocurrió el miércoles 8 de enero del 2020 en Barreal de Heredia a las 8:30 p.m., cuando él caminaba hacia su trabajo de lo más tranquilo, oyendo música por medio del celular con un audífono.

Una trágica sorpresa

“Iba por una calle por la que he pasado unos veinticinco años, incluso cuando era de cafetales, pero ahora es poblada y pavimentada. Parece que ese día estaba en los planes de alguien que tenía que suceder eso, fue una situación terrible”, recuerda.

“Yo iba tranquilo, llevaba mi bolso en la espalda, una gorra y vi que un carro paró al frente, lo vi sospechoso. Intenté sacar un black jack (bastón) que andaba en el bolso, pero no me dio tiempo, uno de los muchachos se bajó y me dio un golpe entre el ojo y la ceja, se bajaron otros y nos enfrascamos (en una pelea), solo pensaba ‘¿qué les pasa a estos locos?’, porque no me pidieron nada, solo me golpeaban”.

En determinado momento, Jorge logró patear a uno de los atacantes mientras sentía que otro le daba a él por la espalda. Luego sabría que era algo más que golpes.

“Por la adrenalina no sentía nada, creo que andaban muy drogados. No logré ver la placa del carro, sí vi que uno de ellos sacó una pistola y no sé cómo vi el reflejo, logré agarrar el cañón y se la tiré al suelo. Ahí les dije ‘maes, ¿pero qué les pasa?, llévense lo que tengan que llevarse, pero no me disparen’”.

Los delincuentes empezaron a alejarse, pero uno se devolvió a quitarle el celular y los audífonos y se fue. “No me quitaron el reloj, la billetera, nada más, era como un ataque a lo loco”, recordó.

Sin fuerzas

La primera reacción de don Jorge fue devolverse a su casa, pero se sintió muy cansado y vio de golpe que tenía la camisa y el pantalón bañados en sangre, pero no sentía dolor.

El hombre que antes le había dado por la espalda en realidad lo había apuñalado.

“Debía subir una cuesta, pero no tenía fuerzas, llegué hasta un poste y pensé que hasta ahí había llegado. Por mi mente comenzaron a pasar las imágenes de mis tres hijas, mi matrimonio de 31 años, toda mi vida cuando de pronto salió un taxista de carga, de los que andan con un pick up, y fue como un ángel, le dije lo que me había pasado, él se bajó y llamó al 9-1-1, pero fue literalmente a pelear, pidiéndoles ayuda.

“Había pasado tal vez un minuto cuando vimos una ambulancia, la 1178, todavía recuerdo la placa y el taxista al verla se le tiró, el conductor hasta le gritó qué le pasaba. Ahí le explicó que me estaba desangrando y antes de irme en la ambulancia le dije al taxista que llamara a mi esposa”, detalla el guarda.

Unos 10 minutos después ya estaba en el hospital, donde vio a su esposa, su hija y su nieta.

“Me tenían en emergencias y escuché que contaban ‘uno, dos, siete... once puñaladas’. Me pusieron anestesia y me empezaron a sacar a otro pasillo, vi a mi esposa e hija y escuché sus palabras. De ahí en adelante no sé nada más, se me fueron las luces, reaccioné hasta el jueves (el día siguiente) en una sala de recuperación”.

Los siguientes días estuvo conectado a una máquina para respirar. El internamiento duró diez días, tres meses estuvo incapacitado y, por dicha, recuperado su vida normal, aunque le prohibieron alzar pesos.

“Tengo 56 años de vivir, pero ahora digo que son dos años de ver la vida de otra manera, disfruto más de mi familia, seguí trabajando, aunque mis hijas no querían, pero tenía que seguir con mi vida. El caso se denunció, pero nunca llegaron a nada y ahora solo digo que no quiero conocer a nadie (a los agresores) para no tener que odiar”.

Para tratar de evitar a los delincuentes, la Fuerza Pública recomienda: No empiece conversaciones con desconocidos; no acepte tratos o negocios fáciles. No ande dinero en efectivo si no es necesario, pague por medios electrónicos de confianza. Cambie de ruta constantemente. No saque el celular en la calle. Conozca los horarios de los buses para abordarlos rápidamente y no tener que esperar, sobre todo en la noche.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

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