Pareja fue asesinada pocas horas antes del Día del Padre y dejó como herencia una hermosa niña

La pareja murió a manos de unos asaltantes en el 2011

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Una bebita, de tan solo cinco meses, frente a la que unos desalmados le mataron a sus papás se convirtió en la fuerza y la esperanza que necesitaban sus abuelitos para salir adelante de este drama.

Actualmente esa pequeñita tiene 8 años y además de ser una niña muy valiente y madura es el mejor regalo que Luis Diego Chacón Chaves, de 30 años; y Jacqueline Madrigal Sánchez, de 29, pudieron dejarles a sus papás luego de ser asesinados el 18 de junio del 2011, (un día antes del Día del Padre de ese año) en San Isidro de Heredia.

Así lo contó doña Lilliam Chaves, mamá de Luis Diego, quien dijo que la pequeña “Lucía”, como llamaremos a la chiquita para proteger su identidad, llegó para sanar las heridas que el atroz crimen le dejó a ella, a su esposo, José Luis Chacón, y a los papás de Jacqueline.

“Ella nos ayudó a salir adelante y yo puedo hablar por las dos familias. Ella es el motor, es la que impulsa y todavía lo hace, porque en todo esto la más perjudicada fue ella y verla con ese toque que tiene, con esa alegría, con esa forma de ver las cosas, eso hace que uno no se rinda”, dijo.

Doloroso recuerdo

Para doña Lilliam es imposible no pensar en su amado hijo en estas fechas, pues el doble homicidio ocurrió pocas horas antes del Día del Padre, festividad que Luis Diego iba a celebrar por primera vez.

La emoción que sentía esta familia se convirtió en tristeza por culpa de dos hombres, un salvadoreño de apellido Salgado y otro sujeto apellidado Benavides. Este último conocía a Luis Diego, quien lo ayudó dándole trabajo en la carnicería que tenía en el Mercado Central de Heredia.

Benavides conocía al salvadoreño porque era novio de una de sus tías, de apellido Mena, y le contó que su jefe solía llevarse el dinero del negocio para la casa, así fue como surgió el plan de asaltarlo.

Los maleantes llegaron en un taxi pirata, conducido por un hombre de apellido Gutiérrez, a la casa de la pareja en San Josecito de San Isidro, a la cual ingresaron a la fuerza para matar a los esposos y robar ¢2 millones.

Los desalmados se dieron a la fuga dejando a la pequeña Lucia en un sillón, en el cual fue encontrada por su tía, Melania Chacón.

Semanas después, el OIJ detuvo a Salgado, Gutiérrez, Benavides y a dos mujeres de apellido Mena como sospechosos del doble homicidio, así como por la muerte de Sonia Rodríguez, de 60 años y su hermana Guiselle, de 52, quienes eran dueñas de una tienda que fue asaltada en Heredia. En ese caso también fue asesinada la dependiente Carolina Herrera, de 31 años.

Justicia a medidas

El 15 de abril del 2013, el Tribunal Penal de Heredia condenó a Salgado a 172 años de cárcel por los cinco homicidios, a su pareja de apellido Mena le recetaron 75 años por el triple homicidio en la tienda y a la hermana de esta la sentenciaron a 20 años por participar en los crímenes.

Benavides fue condenado a 15 años por facilitar información de los esposos, mientras que Gutiérrez fue sentenciado a 20 años luego de aceptar su participación en los hechos y colaborar con la Fiscalía para echar al agua a sus compinches.

En octubre de ese mismo año, el caso tuvo un nuevo giro, pues el Tribunal de Apelación de Goicoechea ordenó la liberación de Mena (condenada a 20 años) por falta de pruebas y un nuevo juicio contra Benavides por el delito de robo agravado.

Luego del nuevo debate al hombre le recetaron 8 años de cárcel, pena que ya cumplió.

Levantarse de nuevo

Doña Lilliam recordó que en medio de la tragedia, ambas familias se reunieron para definir cómo harían para criar y cuidar de Lucia, afortunadamente llegaron al acuerdo de compartir a la chiquita y esta decisión fue fundamental para unirlos aún más y permitir que ella creciera normalmente.

Chaves dijo que uno de los momentos más difíciles en la crianza de Lucia fue cuando tuvieron que contarle lo que había pasado con sus papás. Los abuelitos le dijeron a la pequeña que unas personas malas les hicieron daño y por eso tuvieron que irse al cielo mamá y papá’”.

Según la abuelita, pese a que la pequeña no tiene recuerdos de sus papitos, les guarda un enorme cariño e incluso habla abiertamente sobre lo que les sucedió, pues asegura que no quiere que otras malas personas sigan causando dolor a las familias.

“Ver que es una chiquita feliz y que se desenvuelve bien, de una forma muy madura lo llena mucho a uno”.

Hermoso dibujo

En la casa de doña Lilliam se sigue celebrando el Día del Padre pese a lo sucedido, pero más que todo es para rendirles tributo a Luis Diego y Jacqueline, por lo que es una festividad con muchos sentimientos encontrados.

“Esta celebración pega mucho, más que se recuerda la fecha en la que ellos mueren, pero el de Arriba es quien le da la fuerza y la paz a uno. Siempre acostumbramos el día antes hacerles la celebración eucarística y visitar el cementerio para llevarles flores a ambos”.

Chaves contó que esta semana sucedió algo muy curioso, pues encontró a Lucia haciendo un dibujo muy especial. En una hoja blanca dibujó las manos de sus papás junto a la suya, lo que la señora consideró como una especie de regalo para ellos.

“A mí me impactó ver el dibujo porque me pregunté que quería decir con eso, cómo lo verá ella, pero la psicóloga nos dijo que cuando ella haga algo así que no insistamos en preguntarle mucho, que dejemos que ella hable lo que quiera”, comentó.

Aunque no tiene a su papá al lado para festejar este día, la pequeña cuenta con su abuelito José Luis, a quien quiere montones, pues además de chinearla se apunta a todas sus ocurrencias.

Difícil de perdonar

Doña Lilliam dijo que durante estos años Dios y Lucía son los que la han llenado de paz; sin embargo, aseguró que aún no ha encontrado la forma de perdonar a quienes le quitaron a su hijo y a su nuera.

“Esa gente no nos roba la paz, gracias a Dios, pero le digo una cosa: yo tengo el concepto del perdón de decirle a alguien vamos, echemos para adelante, un abrazo y vámonos, pero yo en este caso no lo puedo hacer porque hay una persona más perjudicada y no le puedo decir que todo está bien”.

La valiente abuela intenta no pensar en esas personas, pues asegura que Dios es el que se encarga de acomodar todas las cosas, tal como lo hizo con Lucia, a quien dejó en ese sillón para que se convirtiera en la salvaciónde dos familias.