José García García, oficial de la Fuerza Pública, dice que la gran pasión que siente por su trabajo le ayudó a superar un rudo accidente que le dañó la pierna derecha para siempre.
El suceso se dio el 17 de julio del 2015 en Plaza Víquez, San José. García trabajaba como motorizado y ese día andaba haciendo un recorrido cuando un taxista irrespetó un alto y lo golpeó.
“Cuando se dio el choque la moto se alzó y me cayó encima, yo quedé desorientado. Lo siguiente que recuerdo es que me estaban atendiendo en la clínica Carlos Durán y tenía mucho dolor.
“Luego me mandaron para la casa y un mes después me llevaron al hospital del Trauma para operarme la rodilla. Estuve en terapia un año y logré mejorar bastante, pero no me recuperé del todo, aún me duele, renqueo y no puedo estar mucho tiempo de pie”, expresó el valiente.
García dice que el apoyo de sus seres queridos fue fundamental porque al principio no podía ni bañarse solo.
En ese entonces el oficial estaba destacado en San Juan de Dios de Desamparados, pero a raíz del accidente pidió que lo mandaran cerca de su casa y sus jefes lo ayudaron con el traslado a Nicoya, donde ahora trabaja como oficial de Operaciones.
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"Me siento muy agradecido porque me permitieron seguir trabajando en lo que tanto me gusta y porque me ayudaron a estar cerca de mi familia.
“Después del accidente muchas personas me trataron de convencer para que buscara trabajo en otra cosa, pero esto es lo que a mí me gusta y hasta que Dios me lo permita aquí seguiré”, aseguró.
Sin rencor
García recuerda que el día del accidente el chofer del taxi se dio a la fuga y las autoridades nunca lograron dar con él.
“No le guardo rencor, todo tiene un propósito en la vida y yo me he enfocado en recuperarme para retomar mi vida”, detalló.
El uniformado dice que si pone en una balanza los buenos y malos momentos que ha vivido en su trabajo, ganan las experiencias positivas y enriquecedoras.
Uno de los mejores recuerdos es el del 16 de abril del 2015 cuando le salvó la vida a un niño que cayó en una tina llena de agua en San Juan de Dios de Desamparados.
Además, en octubre del año pasado le tocó llenarse de agua y barro durante las inundaciones que afectaron a Guanacaste por los fuertes aguaceros. En esa ocasión una foto de García cargando un perro sobre sus hombros se hizo viral.
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“Los policías estamos llamados a salvar vidas, sean de humanos o de animales, todas valen, ese día recuerdo que el perro estaba encerrado por el agua y decidí llevarlo a un lugar seguro”, narró.
El policía dice que el duro accidente lo enseñó a valorar aún más su vida y por eso ahora disfruta al máximo cada momento.
Además, se esfuerza por cumplir su trabajo lo mejor que puede porque dice que su labor es una bendición para él.