El gran amor que siente por sus cuatro perritos fue lo que hizo que Alejandro Espinoza decidiera subirse a un colchón junto a ellos y quedarse en medio de una peligrosa inundación durante varias horas. En los momentos más duros llegó a pensar que moriría.
Espinoza es uno de los trabajadores de las bananeras de finca Banasol, en Matina, que se vieron afectados por el desbordamiento del río Chirripo y la ruptura del dique de esa comunidad.
El peón recordó que la inundación llegó a la humilde vivienda que comparte con otros tres compañeros cuando él estaba todavía dormido.
“En la madrugada vino un carajo a avisar que el río se estaba desbordando, pero me parecía que venía al suave entonces yo me confié y seguí durmiendo. Cuando ya me desperté vi que el río había llegado hasta aquí”, contó.
Al ver que el agua seguía subiendo, Espinoza sacó las cosas que pudo, pero en ese momento lo más importante para él era la seguridad de sus cuatro perritos: Duno, Price, Tron y Laika, que tienen tres meses de nacidos.
“Hasta los perritos casi se me ahogan, primero los subí a la pila que tenemos porque no pensé que (el agua) iba a subir tanto, pero cuando vi ya les había llegado el agua, entonces lo que hice fue sacar mi cama y la subí en los dos muros que hay de los baños entonces los subí ahí y pasé con ellos toda la noche”, dijo.
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Larga espera
Espinoza recuerda que toda la madrugada y la mañana del sábado él pasó cuidando a los peluditos en unas horas que se le hicieron eternas.
Incluso se llevó un tremendo susto...
“Como a las tres de la mañana uno de estos cabrones se cayó de la cama, entonces tuve que tirarme a rescatarlo, porque aunque él salió nadando no tenía adonde llegar. Si yo los hubiera abandonado ese día los perritos se me hubieran ahogado”, dice.
La cama que subió sobre esas dos paredes de las que habla fue el refugio de Alejandro y sus perros, ahí comieron y se mantuvieron acompañados hasta que el agua finalmente se fue y pudieron bajar.
“Yo iba a la planta a comerme algo ahí, un arroz con mortadela o lo que hubiera, solo el primer día de la llena pasé hambre, porque en todo ese día no comí”, añadió
Árboles salvadores
Espinoza piensa que esta situación no terminó en una tragedia gracias a unos enormes árboles que están frente a su casa porque fueron como la defensa ante el agua.
“Pensé que el río nos iba a llevar por la fuerza que tenía, si no hubiera sido por esos sotacaballo (árboles) y las matas que arrancó, que frenaron un poco la fuerza del agua”, explicó.
Muchos de los trabajadores bananeros salieron de la finca de Banasol este martes; sin embargo, Alejandro dijo que él se quedará ahí junto a sus inseparables mascotas pues no tiene adónde ir. No cuenta con familiares cercanos en esa comunidad.