El oficial de la Fuerza Pública, Albán Obando está lleno de ilusión porque celebrará la primera Navidad de su nueva vida.
Hace siete meses él estuvo a punto de morir en un accidente de Tránsito que sufrió cuando iba en moto de regreso del trabajo para la casa.
El proceso que enfrentó para recuperarse fue muy duro, pero él asegura que lo convirtió en una mejor persona.
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“El veintidós de abril fue mi último día en la delegación policial de Las Juntas de Abangares, me hicieron un traslado a Hojancha que es dónde yo vivo entonces ese día me despedí de mis compañeros y me traje todas mis cosas en un bolso grande.
“Cuando me faltaban como ochocientos metros para llegar a la casa pasé por una curva, me topé un muchacho en moto contra vía y chocamos de frente. Yo recibí el golpe más fuerte en la pierna izquierda, tuve una fractura expuesta en el fémur y me dañé la rótula”, añadió.
En medio del dolor que sentía y la desesperación de ver su pierna destrozada, a Albán se le partió el alma cuando vio a su esposa y a sus dos hijos llegar al lugar del accidente, ya que los veía sufrir por él.
“Me llevaron en ambulancia al hospital La Anexión y estuve ahí unos días hasta que pudieron pasarme al INS.
“Recuerdo que mientras estuve en ese hospital llegó una doctora y me dijo que mi pierna izquierda estaba muy mal y que no podían hacer nada por salvarla, así que me la iban a tener que cortar, en ese momento yo estaba con mi mamá y los dos empezamos a llorar”, relató.
Cuando llevaron a Obando al Hospital del Trauma, él estaba muy mal psicológicamente por el tema de la posible amputación, sin embargo, su suerte cambió.
“Un doctor llegó a revisarme y yo le dije que fuera sincero conmigo y me dijera de una vez si me iban a tener que amputar la pierna y el me dijo que no, que me la iban a salvar, ahí mejoró todo para mí porque mi actitud fue otra, estaba más relajado.
“Muchos de mis compañeros y amigos estuvieron muy pendientes de mí en ese proceso, me mandaban mensajes de apoyo y eso significó mucho para mí”, contó.
El 29 de abril le hicieron una operación para corregir las fracturas que tenía y un día después lo enviaron para la casa a que se recuperara.
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“El proceso ha sido muy doloroso, sobre todo al principio. Cuando llegué del hospital mi esposa pasaba en vela por el dolor que me daba en la pierna, ni mis hijos podían dormir bien, pero poco a poco eso fue quedando atrás.
“Estuve recibiendo terapia en la clínica Estrella de David, durante casi cuatro meses no pude apoyar la pierna porque los doctores me decían que el hueso estaba aún muy débil, pero ya puedo caminar con una muleta, la idea es que en un mes más ya pueda caminar solo con la ayuda de un bordón”, aseguró el valiente.
Agradecido con Dios y con su familia
Albán dice que desde hace dos meses los fuertes dolores desaparecieron y eso lo hace tener paz.
“El accidente cambió mi vida, ahora valoro mucho más a mi familia y las experiencias que vivo con ellos. También me cuido más porque valoro mi salud, trato de no ser tan sedentario y hago ejercicios.
“Me hace falta ponerme el uniforme de policía porque eso a mí me apasiona, me encanta la oportunidad que me da mi trabajo de ayudar a los demás, estoy deseando recuperarme para volver y agradecerle a los compañeros por haber estado pendientes de mi todos estos meses”, añadió.
Pese a que casi pierde la vida en un accidente de moto, el sobreviviente dice que siempre ha sentido una gran pasión por ese tipo de vehículos y no descarta volver a subirse en una en el futuro.