El policía Dehivi Orozco Quesada es un ejemplo de lo que es ser un buen papá.
Además de ser un superpolicía, ya que él sobrevivió a una herida de bala en la cabeza, cuando trató de cumplir con su deber, también un superpapá para sus tres hijas.
Además, Orozco perdió a su esposa por una aparente mala praxis, lo cual ha puesto su vida aún más cuesta arriba.
Este domingo, él compartirá con sus hijas el Día del Padre. La menor apenas tiene dos añitos y él la cuida solito desde que tiene seis días de nacida.
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El Ministerio de Seguridad Pública compartió su historia como ejemplo de tantos miembros de la Policía que día a día luchan por sus hijos.
La vida de Orozco cambió el 6 de noviembre del 2011, curiosamente ese día estaba libre.
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Días antes, el oficial intervino para controlar un pleito, ante la solicitud de ayuda de varias personas.
Pasaron los días y decidió pasar a comer a una sodita, porque andaba antojado de comer nachos.
Orozco se llevó la sorpresa de ver a los hombres que días antes había detenido por protagonizar un pleito, quienes lo buscaban para vengarse por lo que les hizo.
El oficial andaba en el carro del cuñado, pero los maleantes lo reconocieron y le dispararon en ocho ocasiones, por lo que una de las balas le entró en la cabeza.
En ese momento, empezó la lucha de Orozco por sobrevivir. A él lo llevaron de urgencia al Hospital Calderón Guardia.
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“Estuve entre 12 y 14 días en coma, Dios me dio una segunda oportunidad. En ese momento mi segunda hija estaba pequeña”, dijo.
Pese a los pronósticos, Dehivi logró superar la lesión y poco a poco se ha podido recuperar.
“Yo hablé con Dios y le pedí que dejara vivir a mi hijo y así fue. Para asombro de los médicos, fue un milagro. Usé una bicicleta vieja y la adapté para que pudiera hacer terapia y mover sus pies, ya que no podía caminar ni mover los brazos”, dijo don Víctor Orozco, papá del oficial.
Dehivi tuvo que pasar por otra prueba durísima el 3 de agosto del 2023, debido a la muerte de su esposa, Ariana María Fernández.
Ese día ella estaba en la casa, en Río Frío de Sarapiquí, reponiéndose de un piquete en la vejiga que le hicieron cuando nació la pequeña Nasly Dariana, pero su salud se complicó de un momento a otro y ese día falleció.
Dehivi tuvo que cuidar de sus hijas a tiempo completo a partir de ese momento, pero se topó con el impedimento de que como su esposa no tenía un trabajo fijo, no le podían dar una licencia, sino una incapacidad, lo cual provocó un desequilibrio económico en su casa.
Pero Orozco no se dio por vencido, luchó y eso permitió que la ley cambiara, por lo que ahora el papá o la persona cuidadora recibirá una licencia especial en caso de que la madre muera independiente de si trabajaba o no.
Su familia lo admira mucho porque ha logrado sacar adelante a sus hijas con mucho amor y a pesar de las enormes dificultades.
“Él ha sabido manejar todo lo que ha vivido; la pérdida de nuestra mamá fue muy duro, pero papá nos ha hecho fuertes, igual que él. Lo amamos y lo admiramos”, dijo su hija Keysha llena de orgullo.