La violencia que se ha visto en los últimos días en centros educativos es un llamado urgente a trabajar en la prevención ya que los dos años de confinamiento por la pandemia modificaron las rutinas y los comportamientos de los estudiantes, asegura un experto.
“Ahora nos estamos reinsertando a una nueva normalidad, a una presencialidad en los centros educativos. Hay que tomar en cuenta que el hecho de estar aislados durante tanto tiempo de sus grupos de pares, podría hacerlos carecer de herramientas y habilidades para asumir la presión de otros y es a los adultos a quienes nos toca ayudar a nivelar esas carencias”, explicó Waynner Guillén Jiménez, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Fidélitas
“Como sociedad, debemos reflexionar sobre las circunstancias que están viviendo las personas menores de edad, pues ahora esperamos que ellos se reinserten en condiciones normales, cuando en realidad fueron los más afectados con la situación del aislamiento social”, añadió.
En los más jóvenes es fundamental ir trabajando los niveles de la autoestima y tolerancia a la frustración, ya que en este momento se están exponiendo de pronto a una presencialidad para la que no necesariamente estaban preparados.
Según Waynner, la violencia no es propia de ser joven.
“Lo que sí es cierto es que esta etapa de los adolescentes es muy vulnerable y susceptible, muy expuesta a la influencia social. Es un reflejo del comportamiento de los adultos, de la sociedad en la que estamos viviendo. Ellos son más susceptibles a la reproducción de conductas que están consumiendo en las redes sociales o a través de los dispositivos electrónicos”, señaló Guillén.
“Por supuesto, los hechos de violencia no se pueden justificar y achacar solamente al tema de la pandemia, porque durante el proceso de la niñez y la adolescencia ellos aprenden y se modelan del ambiente que les rodea, sobre todo de los adultos que tienen cerca”, añadió.
Este viernes, representantes del Ministerio de Educación Pública (MEP), el Ministerio de Seguridad Pública (MSP), el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y el Ministerio de Justicia y Paz, se reunieron con el objetivo de reforzar las acciones que se han venido implementando desde hace varios años en los centros educativos del país, para atender las diferentes situaciones de violencia y riesgo que se presentan.
Para el psicólogo, las disputas, rivalidades o conflictos son parte de su desarrollo pero lo que debe alertar a los adultos es la forma cómo están resolviendo.
“Si lo hacen a través de la agresión, lo que están reproduciendo es la violencia que están recibiendo del ámbito familiar o desde afuera”, aseguró.
El experto dice que los niños y jóvenes consumen por horas los contenidos en redes sociales y, aunque ahí hay información positiva, también hay una gran cantidad de violencia y contenido negativo, que los adultos no están supervisando.
Otra situación es que ahora los jóvenes graban todo con sus celulares y, por ejemplo, suben en las redes las peleas y agresiones, muchas veces lo hacen influenciados por otros que los presionan.
Guillén dio algunos consejos a los padres:
- La violencia es una alerta importante para toda la sociedad, debemos mirar la forma en cambiar patrones.
- Es fundamental que niños y jóvenes sepan resolver conflictos a través del diálogo y la escucha y no con procesos violentos. “Los adultos tenemos que saber cómo contener y actuar en los problemas de agresión, pues una situación de violencia trasciende las fronteras del bullying y el acoso”.
- Se debe poner atención a lo que están consumiendo electrónicamente. El contenido en redes y otras plataformas contiene un alto nivel de violencia y antivalores.
- Se debe trabajar, no solo a nivel de protocolo a lo interno del centro educativo, sino de una manera muy integral, con estrategias y planes de prevención, involucrando a la familia, al comercio, a las instituciones de desarrollo, organizaciones culturales, deportivas y demás fuerzas vivas que constituyen la colectividad.
Videos que circularon en redes sociales de tres distintos pleitos en el Liceo Vicente Lachner, en Cartago, y el pleito en el Instituto de Alajuela que mandó a 23 alumnos al hospital, son ejemplos de la violencia que se vive en las aulas.