Sucesos

¿Qué paso con?: Caída le cambia la vida pero no le quita la esperanza

Don Enrique sufrió el accidente cuando estaba trabajando de noche.

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Una caída le cambió por completo la vida a don Enrique Garita, de 62 años, quien ahora pasa la mayor parte de sus días sobre una cama, pero la adversidad no le ha quitado la esperanza ya que sueña con volver a trabajar y disfrutar de la vida como antes lo hacía.

Garita, quien es vecino de Agua Caliente de Cartago, tiene casi dos años de estar incapacitado debido a una herida que sufrió en la pierna derecha, la cual le provoca dolores insoportables, que lo hacen llorar y desvelarse.

Don Enrique contó que este calvario inició la noche del 10 de mayo del 2016, cuando se encontraba trabajando como misceláneo en la Ciudad de los Niños de Cartago, una institución privada de bien social y sin fines de lucro enfocada en la educación y formación de jóvenes.

Garita recordó que ese día le pidieron estar atento para cuando llegara el camión cargado de gas, ya que tenían que llenar los tanques de los albergues y residencias, por lo que desde las 5 a. m. el estuvo muy pendiente de eso.

Garita dijo que el camión llegó como a las 7 p. m., por lo que de una vez se pusieron a llenar los tanques de los albergues. El hombre dijo que en ese tiempo, en el albergue Santa Rita, había una zanja de un metro de profundidad, por lo que él y los otros dos encargados del gas pasaron con mucho cuidado.

“Yo me devolví para decirle al del camión cuánto gas había que echar, pero cuando estaba a un metro de llegar, él apagó las luces del camión, por lo que dí un paso en falso y caí al zanjón de donde me tuvieron que sacar alzado para que luego mi sobrino me llevara al hospital”, contó.

Aunque en el hospital le dijeron que sufrió una fisura don Enrique sabía que no era así, pues estaba hinchado y casi negro, según contó. Al ser evaluado en el INS se enteró que lo que tenía era una grave lesión en los huesos que forman el talón.

Desde ese día don Enrique ha tenido que ser operado en tres ocasiones, pero ninguna de las intervenciones le ha ayudado a reducir el dolor, especialmente por las noches, cuando a veces se pone a llorar y no solo por el dolor, sino también por la frustración que siente.

“Mi vida ha cambiado demasiado, ahora estoy metido en la casa y tenemos que rendir la plata para todo, aunque las medicinas no me preocupan porque el INS me las da todas. Dos hermanos me han ayudado para que yo no pase hambre, porque con lo que recibo salgo tallado”, acotó.

Don Enrique dijo siente cierta presión por no saber qué pasará con su futuro, pero aseguró que no ha perdido la esperanza de salir adelante y de volver a trabajar y a disfrutar de la vida como antes lo hacía.

El próximo 11 de febrero podría ser sometido a una operación que le ayudaría a reducir el dolor que tanto lo ha molestado, por lo que desde ya esta cruzando los dedos para que eso suceda.

Asimismo Garita contó que en la Ciudad de los Niños lo están esperando para darle un trabajo a la medida de sus condiciones.

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