Para honrar el recuerdo de su mamá, quien murió durante la tragedia provocada por el huracán Otto, Jenifer Barboza Alvarado y sus dos hermanas decidieron unirse para sacar adelante la sodita que la señora mantuvo por más de 10 años en el centro turístico El Guayacán, en Bagaces, Guanacaste.
El miércoles 23 de noviembre de 2016, Jenifer no solo perdió a su mamá Marisa Alvarado Méndez, de 45 años, también tuvo que ver como la avalancha que cayó sobre su casa se llevó a su único hermano, Joseph Alvarado, de 24 años.
“Cuando llueve muy fuerte todavía me asusto mucho y si tiembla es aún peor, sobre todo cuando se va la luz porque todo eso me recuerda a ese día, son traumas pequeños que aún no he logrado superar del todo”, reconoció.
Ese día Barboza apenas logró salir de la vivienda junto a su hijo Andrés, quien para eso tenía 6 añitos, y el muchacho que en aquél momento era su pareja.
“La lluvia paró y se empezó a escuchar un ruido muy fuerte, al rato sentimos que la pared y el techo se nos vinieron encima. El muchacho que era mi novio nos ayudó a salir por un hueco que hizo en la pared y cuando estábamos afuera volví a ver y ya no había nada”, recordó.
La vida de Jenifer cambió para siempre pues Otto prácticamente la dejó con las manos vacías, sin embargo, la joven sabía que no podía dejarse vencer por la adversidad pues tenía que sacar adelante a su pequeño.
Con la ayuda que recibió de una tía pudo alquilar un cuartito durante un mes, hasta que finalmente el Imas le dio la ayuda necesaria para que se pasara a un apartamento más cómodo para ella y Andrés.
Más unidas que nunca
Quince días después del paso del huracán, Jenifer regresó a su trabajo en el centro turístico El Guayacán, el cual le pertenece a su familia, sin embargo, ya nada era igual, sobre todo en la sodita que su mamá manejaba con tanto cariño.
Ante la ausencia de doña Marisa, la joven y sus dos hermanas, Yerlyn y Yeilyn, decidieron cumplir el deseo que tenía su mamá y siguieron con el negocito.
“Suena raro pero nosotras (su mamá y hermanas) si hablábamos del momento en que faltara mi mamá, porque ella nos decía que quién se iba hacer cargo de la soda, a mí ni me gustaba cocinar, pero cuando ella hizo falta todas nos unimos para sacar adelante la soda”, comentó Jenifer.
Poco a poco
Jenifer dijo que con la ayuda de Dios y su familia ha logrado salir adelante, sin embargo, aún extraña mucho a su mamá y a su hermano. Una de las cosas que más le duele es que no le pudo decir a Joseph cuanto lo amaba y lo orgullosa que estaba de él.
Para el pequeño Andrés el sentimiento es el mismo, pues a diario pregunta cuando va a regresar su “mami-abuela”, a lo que su mamá le responde que deben portarse bien para reencontrarse con ella y Joseph en el cielo.
“Es muy difícil pero hay que ser valiente porque sí se puede, porque aunque se hayan perdido seres queridos siempre hay más que nos rodean, la clave está en la familia y creer en uno mismo”, reflexionó.