Carlos Herrera y Andrea González siempre van a llevar en su corazón a su hijo Carlos Andrés así pasen cientos de años.
Carlitos, como le decían a sus 11 años, falleció decapitado el 4 de junio del 2007 en las afueras de la escuela España, en San Antonio de Belén, cuando sacó la cabecita por la ventana y un cable tensor de un poste eléctrico lo impactó.
Desde ese día, los desconsolados padres del menor se blindaron en la intimidad de su casa y nunca hablaron con la prensa, hasta este 31 de mayo que recibieron a La Teja. Este domingo se cumplen exactamente 10 años de esa desgracia.
Muy amablemente Herrera y González nos abrieron las puertas de su hogar en San Rafael de Alajuela.
Tras una pérdida tan sensible como esa pensamos encontrarnos a dos padres aún desechos (con toda razón), sin embargo, nos equivocamos, pues allí hallamos a dos seres humanos fuertísimos que, aunque se les quebró la voz más de una vez y pararon para limpiarse las lágrimas, nos demostraron que el amor va más allá de lo presencial.
Ellos superaron esta dura experiencia gracias otro de sus hijos llamado Ramsés.
Su pequeño retoño tenía apenas 11 meses de nacido cuando su hermanito falleció de forma tan trágica.
Ramsés cumplía su primer añito el 14 de junio, o sea, 9 días después de que sus padres le dieran santa sepultura a su hermanito por lo que ellos, aunque lo hubiesen deseado, no podían echarse a morir porque tenían que vivir por él.
Acá les dejamos parte de la entrevista que nos concedieron estos formidables y valientes seres humanos.
Le anduvieron diez años lejos a la prensa, ¿por qué decidieron hablar?
Papá: –Diez años es un tiempo bastante prudente, pero ya nos sentimos bien. Obviamente si uno empieza a hablar más profundo de las cositas sí se quiebra, pero en estos momentos yo me siento fuerte.
Mamá: –Los primeros días llegábamos a la casa y nos estaban esperando carros con periodistas para entrevistarnos. Él (su esposo) les decía que no queríamos hablar y lo hacía para cuidarme a mí.
Papá: –A este momento nunca vi una noticia. En aquel entonces apagábamos el tele, la radio. La verdad solo al que le pasan las cosas sabe lo que está sintiendo, por eso siempre quisimos evitar todo.
–¿De dónde sale esa fortaleza?
Papá: –Del núcleo familiar, somos muy unidos y estamos muy bien.
–¿A quién o a quiénes se aferraron en ese momento tan difícil?
Papá: –Al chiquitito (Ramsés) que tenía 11 meses cuando ocurrió el accidente y él fue el que nos ayudó a salir adelante.
–Qué duro estando él tan pequeño...
Papá: –Sí, de hecho Carlos falleció el 4 de junio y Ramsés cumplía años el 14 (diez días después).
–Ya ha pasado mucho tiempo y aparte de Ramsés no tuvieron más hijos, ¿por qué?
Mamá: –Yo no quise tener más. Carlos, recién muerto Carlos Andrés, sí quería por lo menos uno o dos más y le dije que quizás al pasar dos años iba a querer más, pero después le dije que no. Nunca quise tener muchos hijos, más bien yo me iba a quedar solo con Carlos Andrés, pero lo hice porque Carlos Andrés me pidió un hermanito y yo dije que no iba a ser tan injusta y le dije a Carlos que sí quería tener otro hijo para que acompañara a Carlos Andrés y vea lo que son las cosas... al final Ramsés fue para acompañarnos a nosotros dos. En el fondo creo que él (esposo) me pidió tanto a Ramsés porque lo íbamos a necesitar para soportar el dolor.
–¿Qué les dijeron las autoridades del accidente? ¿Qué fue lo que ocurrió?
Papá: –Esto ha sido como muy enredado, porque como que alguien nos haya dado un parte de lo que pasó no, nunca. Sí hubo una especie de conciliación, porque cuando hay una muerte hay como un pequeño juicio porque tiene que haber un culpable, pero autorizamos a un abogado para que alguien llevara el caso, porque por ejemplo yo fui a dos audiencias y se decían cosas tan feas y estúpidas que no volví. No sabemos si nos tocaba un dinero, pero a mí no me interesa. Por comentarios de niños y de los que estuvieron fuera del bus supimos qué fue lo que pasó, pero por autoridades no.
–¿Dónde estaban cuando ocurrió el accidente?
Papá: –Yo estaba en San José, allá por la Corte. Mi esposa estaba en la casa y ella fue la que me llamó a darme la noticia.
Mamá: –A mí me la dio mi cuñada, a las 2 p. m., a la salida de la escuela. Recuerdo que ese día estaba sumamente oscuro y había llovido mucho. Me dijo: "Andre, véngase para la escuela porque Carlos Andrés tuvo un accidente", pero en mi pensar era un accidente de un raspón en alguna pierna y agarré papeles, carné y todo, pero cuando llegué allá no era lo que pensaba... (se detiene a tomar aire y continúa), él había muerto…
Papá: –A mí me dijo lo mismo, que fuera porque estaba un poquito mal. Me vine analizando qué le pudo haber pasado y paré a llamar a la escuela, pero la recepcionista me dijo que me fuera con mucho cuidado, pero que ella no me podía decir qué pasó, entonces ahí sí me preocupé. Cuando llegué y vi las ambulancias y las cintas amarillas ya uno piensa lo peor... ya llegué y nos metieron a un aula y nos dijeron qué fue lo que pasaba. Fue muy duro, uno no sabe qué está pasando aunque se lo acaban de decir. Nos fuimos para la casa y uno iba como congelado, uno no sabe qué hacer, uno no puede hacer nada, sabe qué pasó porque se lo dicen, pero no lo cree. Al otro día fue muy duro porque había que ir a la morgue a sacarlo, que es un momento terrible, y luego traerlo a la casa y tenerlo aquí un ratito, luego ir a la misa y al cementerio son momentos que realmente pegan duro y ni para qué los días después, que es más duro todavía porque usted ya sabe que no está ahí.
–¿Cómo era Carlitos? ¿Cómo lo recuerdan?
Papá: –Era muy jovial, muy alegre, muy fogoso, muy contentillo, muy agradable, le gustaba mucho estar con amiguillos, como mucho niño. Uno lo recuerda todos los días. Hay días o semanas que uno tal vez no se acuerde, pero en las fechas más importantes es mortal, un cumpleaños, una Navidad o como cuando pasa el tiempo uno dice ya ahorita tendría 21 años y (se le quiebra la voz) uno ve a los sobrinos de uno que estarían igual que él.
Mamá: –Nosotros tratamos de recordarlo como por ejemplo ahora que Ramsés cumple años tratamos de llevarlo a comer pizza y cantarles a los dos y en octubre igual (cumpleaños de Carlitos) el papá le dice a Ramsés: 'Su hermanito está cumpliendo años' e igual vamos porque a los dos les encanta la pizza. Él siempre está ahí, en todo momento, es un niño que ya no fuera tan niño, pero uno ve la imagen de él como uno la tiene y ahí está y estará siempre.
–¿Qué hicieron con las pertenencias de él?
Papá: –Mi esposa lo regaló todo, mucho a los dos meses.
Mamá: –Lo hice porque él ya no estaba y no iba a volver. No puedo seguir llorando y aferrada a alguien que ya no está si mi otro hijo me necesita. Además, ver todas esas cosas y recuerdos me hace más mal.
–¿Hay momentos que se pueden borrar?
Papá: –El tiempo todo lo borra, por dicha existe y es lo que le ayuda a uno a seguir adelante, si no fuera por el tiempo uno estaría muerto de sufrimiento, uno quisiera borrar el día del accidente, que no hubiese pasado.
–¿Se han soñado con él?
Papá: –Yo no, nunca.
Mamá: –Cuando murió sí, llegaba como a despedirse de mí, llegaba a la casa y entraba con un abrigo que tenía con gorro puesto porque como que no quería que le viera la carita y se me sentaba, me abrazaba, me besaba y llorábamos los dos.
–¿Tratan de evitar pasar por el lugar donde ocurrió el accidente?
Papá: –No, yo generalmente ando en la calle y paso por ahí y uno lo vuelve a ver, y sí hay un sentimiento de repulsión a la tensora del poste que está en el lugar, uno pasa y dice maldito lugar ese, pero ya uno pasa y pasó todo, la vida sigue.