Una mujer de apellidos Garro Rodríguez, de 39 años, habría usado una supuesta sala de masajes para esconder un negocio de prostitución.
La sospechosa fue detenida a las 10 de la mañana de este miércoles por un grupo de agentes del OIJ que allanaron el local comercial, ubicado en el centro de Cartago.
Además de capturar a Garro, los investigadores encontraron a cinco jóvenes con edades entre los 20 y 25 años, quienes en apariencia trabajaban en el lugar ofreciendo servicios sexuales a los clientes. Las muchachas fueron dejadas en libertad, pues no habían cometido ningún delito.
Durante el operativo, los agentes también decomisaron pruebas de importancia para la investigación, como varias cajas de condones, cremas y geles, entre otros artículos de uso sexual.
Según la Policía Judicial, las investigaciones por este caso iniciaron hace varios meses, luego de que los agentes recibieron informaciones confidenciales que indicaban que en ese local lo que menos se hacían eran masajes.
“En apariencia, las mujeres que ahí trabajaban ofrecían servicios sexuales a cambio de dinero, del cual un porcentaje era para la propietaria del negocio y otro para la mujer que brindaba el servicio”, indicó la oficina de prensa del OIJ.
La Policía Judicial señaló que hasta el momento no se ha determinado cuánto cobraban las mujeres por los servicios, ni las ganancias que habría obtenido Garro por este negocio ilícito.
Según las autoridades, muchos de estos negocios cuentan con un permiso de funcionamiento para “masajes terapéuticos” y se agarran de eso para pasar inadvertidos.
En estos lugares suelen trabajan de 15 a 20 mujeres, que por lo general ofrecen servicios sexuales que van desde los ¢20 mil en adelante por una hora.