El exagente del OIJ, Luis Alberto Campos Zamora, de 65 años, lleva seis años y cuatro meses desaparecido, pero para sus familias el dolor sigue intacto.
Ellos no lo olvidan y viven aguardando que algún día puedan tener una respuesta.
Ante las autoridades judiciales, el caso todavía no ha sido cerrado, pero tampoco avanza, pues se encuentra a la espera de que haya alguna novedad para que sea reactivado.
Patricia Campos aseguró que su hermano no apareció y tampoco lograron saber nada sobre lo que le sucedió, lo cual le genera un sentimiento que provoca desesperación y dolor.
“La familia tiene la esperanza de algún día tener noticias de él, cuando se puede publicamos información, ya que el OIJ no nos ha vuelto a dar ningún detalle o información”, dijo Campos.
Una fuente judicial afirmó que fueron muchas las diligencias que realizaron por el caso, pero no se estableció a una persona sospechosa ni se dio con el paradero del exagente, pese a que se investigó desde el momento en que se presentó la denuncia.
La última vez que se supo de don Luis fue el 7 de febrero del 2019; ese día se acabó la paz para sus hijos, su madre, quien estaba enferma, y sus hermanos.
Sus allegados estaban seguros de que Luis no se hubiera alejado de ellos por ninguna razón, mucho menos de su mamá.
El caso de don Luis, quien era exagente del OIJ, es muy extraño, por lo que sus allegados temen que algo tuvo que haberle pasado, porque jamás hubiera faltado. Él vivió en Estados Unidos muchos años y luego decidió venir a Costa Rica para compartir tiempo con su mamita, quien se encontraba delicada de salud, ya que él era un hijo amoroso con ella.
Lo último que hizo Luis, y que quedó grabado en unas cámaras de seguridad, fue ir de Desamparados a Guápiles para hacerse un tratamiento dental, ya que era un lugar donde le harían muy buen precio, según relató su hermana, quien agregó que fue recomendado por un amigo de él.
El plan de Luis era llegar a su casa, pues antes de irse de Guápiles había comprado unos sándwiches y avisó que ya iba para su hogar.
“Se buscó en toda la zona cercana al lugar donde él estuvo y también en el Zurquí. La familia también mantuvo la búsqueda durante mucho tiempo, pero no encontraron ni una sola pista.
“Es muy duro porque cuando una persona desaparece, la familia vive con esa angustia y, por más que se ha tratado de darles una respuesta de lo ocurrido, ha sido imposible, pues ninguna pista ha movido el caso en los últimos años. En algún momento hubo una pequeña esperanza cuando se encontraron unos restos, pero no le pertenecían”, dijo la fuente.
Don Luis se subió en un taxi el día que desapareció, pero después de ese momento no se sabe más. El conductor en todo momento aseguró no saber nada, ni recordarlo. También se contactó con un uber en el cual se subió cuando iba para Guápiles.
Luego de investigar a ambos conductores, no se les vinculó con el caso.
La mamá de don Luis murió esperando a que su hijo regresara, ya que a los cuatro meses de que él desapareció, la señora falleció.
“Don Luis era un señor que no tenía depresión, que más bien estaba en un momento de su vida bonito de disfrutar, de querer estar con su familia luego de tantos años y de ver crecer a sus nietos. Además, era una persona preparada y de buenas costumbres”, dijo la fuente.
El celular de don Luis fue localizado, aparentemente, en una cuartería que se registraba en San José, pero al parecer, nunca se hicieron diligencias necesarias para decomisarlo.
Lo que más extraña su familia es su presencia, ya que el señor siempre pasaba al pendiente de saber cómo estaban todos.
El OIJ mantiene la investigación por este caso abierta, por lo que cualquier información que tenga para el caso, puede llamar al 800-8000-645. Sus familiares anhelan saber qué fue lo que ocurrió con él para encontrar un poquito de paz entre tanta angustia.