Sucesos

Sobreviviente de descarga eléctrica: “Le dije a Dios que tenía que volver para ver crecer a mi hijo”

Hombre perdió a su papá, su pierna izquierda, un pedacito de un dedo de la mano y sufrió quemaduras

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Wilber Casares Matarrita sobrevivió a una descarga eléctrica en la que lamentablemente su papá murió.

Eso ocurrió hace tres años y él asegura que ese día le suplicó a Dios que lo dejara vivir para seguir disfrutando de su pequeño hijo.

Su recuperación fue muy dolorosa, pero asegura que se siente feliz por todo lo que ha logrado.

La vida de Wilber cambió ese 12 de marzo del 2017 y por eso desde entonces celebra dos veces su cumpleaños, pues considera que volvió a nacer tras sobrevivir a la descarga (él nació el 19 de febrero de 1984).

Nos contó que el día de la tragedia él fue a la casa de unos vecinos, en Gamalotal de Nicoya, para cortar unos aguacates.

“Una señora me preguntó que si yo le podía hacer el favor de arreglarle la antena del televisor y yo le dije que sí, que claro que la iba ayudar. La antena estaba amarrada a un palo de naranjo, yo andaba con mi papá y le dije: ‘yo me trepo al palo y sostengo la antena’. Necesitábamos bajarla para quitarle un bambú que tenía y que así funcionara mejor”, contó el sobreviviente.

Wilber le pidió a su papá que se quedara abajo y que fuera jalando poco a poco la antena, para que no pegara contra los cables de electricidad.

“Mi papá creyó que ya la podía mover y fue cuando la antena se dio vuelta, yo no sabía que estaba mala, entonces vi que en la pega tenía una pieza de hierro que también estaba pegada al bambú (para unirlo a la antena). Cuando agarre los dos (antena y bambú) recibí la descarga", recordó.

El guanacasteco, de 36 años, asegura que no estuvo inconsciente, pero vivió un momento que no sabe ni cómo explicar.

“En ese momento yo sentí de inmediato que mi alma andaba por otro lado. Vi a un montón de gente a lo largo, como en el cielo, como en las nubes, yo trataba de ver a mi hijo, pero no lo encontraba. Le pregunté a Dios: '¿Qué hago aquí? No me quiero ir, yo quiero ir a ver a mi hijo’.

"En ese momento reaccioné y caí en cuenta, sentí que estaba aquí otra vez, sentía la descarga y seguía pidiendo a Dios que no me dejara morir, mi hijo apenas tenía cuatro años”, narró.

Don Félix Casares Jiménez, de 64 años, papá de Wilber, se llenó de angustia al ver lo que le ocurría a su hijo, por lo que decidió subirse al árbol para ayudarlo.

“Mi papá se trepó y al tratar de tocarme dejó de hacer tierra, en eso yo volví a recibir otra descarga, él cayó en el suelo y quedó inconsciente, yo no sentía dolor, pero sí pensé que me había quemado porque tenía la ropa quemada”, contó.

Él asegura que nadie quería agarrar el palo porque tenían miedo que les pasara lo mismo que a don Félix.

Cuando los socorristas los trasladaban al hospital, padre e hijo iban conscientes, pero muy delicados. Los llevaron al hospital La Anexión de Nicoya.

“Se me quemó el pecho, los brazos, la pelvis, la ingle y el pie izquierdo. A mi papá le dolía la espalda, yo sabía que él estaba mal”, mencionó.

Wilber recuerda que él y don Félix estaban cerca en el centro médico, por lo que él se dio cuenta cuando su papá, tres horas después del suceso, sufrió un infarto.

“Yo le pedí a Dios que le fuera bien, que no lo hiciera sufrir. Cuando el doctor me preguntó el nombre de mi papá yo ya sabía que había muerto, en ese momento le dije a Dios que gracias por no hacerlo sufrir. Me hace falta, pero fui un buen hijo con él. Al final mi papá dio la vida para que yo contara la historia”, aseguró.

A Casares lo trasladaron ese mismo día a la Unidad de Quemados del hospital San Juan de Dios.

Dura recuperación

Cuando estaba internado le detectaron una bacteria en la pierna izquierda y por eso se la tuvieron que amputar, además en el dedo pequeño de la mano derecha, que fue por donde le entró la electricidad, le tuvieron que cortar un pedacito.

“Yo por mi hijo estaba dispuesto a que me hicieran lo que fuera y a pasar por todo, estuve muy grave porque el corazón se me aceleraba, entonces me tenían que tener con oxígeno”, añadió.

Al hombre le hicieron varios trasplantes de piel en las zonas de las quemaduras, algunos no le pegaron, como los de la axila derecha que fue por donde le salió una parte de la descarga, por lo que al alzar el brazo o usar las muletas para volver a caminar no le cicatrizaban.

La recuperación tardó un año y después de ese tiempo le pusieron la prótesis en la pierna y le puso mucho para caminar bien y volver a su trabajo como “display” en supermercados. En su brete lo han apoyado mucho.

Wilber ahora más bien es un ejemplo para quienes lo conocen, el año pasado terminó su bachillerato en el Colegio Nocturno de Nicoya y ahorita está sacando un técnico en refrigeración y aire acondicionado.

“Sigo yo con la electricidad”, reconoció.

Nos contó que ha regresado a la casa de la señora donde ocurrió el accidente y el árbol, al quemarse por la descarga, se secó.

“La señora quería mucho a mi papá, lo veía como un hijo, y después de que él murió se puso malita de la mente y a veces todavía espera que él llegue, pero al rato se acuerda. Ha sido muy duro porque nos hace mucha falta papi”.

Wilber asegura que sigue poniéndole al trabajo y a su vida gracias a su motor, el pequeño Anthony, de 7 añitos.

Silvia Coto

Silvia Coto

Periodista de sucesos y judiciales. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo. Labora en Grupo Nación desde el 2010.

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