Belkis Scarleth Molina, de 35 años, había hecho una promesa llena de ilusión: regresar en diciembre a su país para celebrar su cumpleaños junto con su madre y sus hermanos. Sin embargo, fue víctima de femicidio.
Su amiga Rita Báez contó que esa idea la llenaba de alegría y que contaba los días para reencontrarse con su familia y vivir una Navidad tranquila después de mucho esfuerzo.
“Ella quería celebrar su cumpleaños 36 en Nicaragua, solo esperaba que le dieran unos días que tenía de vacaciones. Belkis amaba mucho a su familia y soñaba con irse con ellos a festejar. Su cumpleaños era el 2 de diciembre”, relató Báez, todavía afectada.
Belkis trabajaba en una tienda china en San José, donde se había esforzado por abrirse camino durante los dos años que llevaba en Costa Rica. Anhelaba trabajar, ahorrar y sacar adelante a sus dos hijos, de 10 y 12 años.
“Era una buena mamá. Vivía por ellos, por darles estudio, por verlos crecer. Ella deseaba convertirlos en profesionales. La vida que tenían, humilde, sí, pero juntos, se desmoronó por culpa de esa persona que le apagó la vida”, aseveró.
La allegada comentó que cuando Belkis llegó al país vino sola; le tocó dejar a sus hijos en Nicaragua, porque no podía traerlos inmediatamente. Pero la tristeza de estar lejos de ellos terminó pesándole demasiado.
“Cuando logró reunir el dinero necesario, los trajo para que estuvieran a su lado. Su amiga recuerda ese momento como uno de los más felices para ella. Ella trabajó en el campo, también en fábricas, con tal de traerlos. Uno de los niños cursa segundo grado y el otro, está en tercero”, recordó.
La tragedia que marcó a todos
El crimen ocurrió la mañana del domingo 16 de noviembre, en una cuartería ubicada en la calle 6, entre avenidas 8 y 10, en pleno centro de San José. Los vecinos escucharon música proveniente del cuarto donde vivía Belkis; todo parecía normal hasta que una mujer que habita en el inmueble escuchó que ella pedía ayuda.
La vecina, según relató Báez, corrió a buscar apoyo, pero cuando regresó ya no había nada que hacer.
“La vecina trató de ayudarla, pero cuando volvió ya había fallecido. Ella le suplicaba a la señora que le ayudara porque sus hijos no tenían a nadie más. ¡Qué dolor!”, expresó la amiga.
Los dos niños permanecían dentro de la misma cuartería cuando ocurrió todo. En un intento de protegerlos, un familiar les dijo, inicialmente, que su madre estaba en el hospital, pero luego tuvieron que decirles la verdad.
“Una tía fue quien les dijo que su mamita se había ido al cielo. Ellos eran muy amorosos con ella, y bueno, ella con ellos. No puedo ni imaginar cómo están esos niños”, dijo.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) se hizo cargo de la custodia de los menores; ahora sus tíos y abuelos serán quienes velen por ellos.
Dolor y desesperación
La madre de Belkis, Bertha Molina, padece varios problemas de salud y sufrió una fuerte crisis emocional al enterarse de la muerte de su hija. Tuvo que ser llevada al hospital, porque la noticia desencadenó un cuadro que los familiares describen como “devastador”. Ella había estado esperando el reencuentro de diciembre, imaginando la llegada de su hija y de sus nietos.
“Esa familia está destrozada, y quienes la conocíamos también. Ella tenía tanta ilusión de prosperar, de tener una Navidad bonita, y ahora todo cambió. Ahora sufren por no tenerla a su lado y por tener que explicar a sus hijos sobre la maldad”, agregó Báez.
El sospechoso y la investigación
Un hombre de apellido Burgos, de 48 años, fue detenido como sospechoso. Los inquilinos del lugar lo identificaron cuando apareció mientras la escena estaba custodiada.
Según la Policía Municipal, el hombre cuenta con un amplio expediente por delitos como robo agravado, hurto y delitos sexuales.
La Policía Municipal de San José informó que el sujeto era la pareja de la mujer, mientras que el OIJ no dio detalle sobre qué tipo de relación tenían.
Mientras la investigación avanza, la familia de Belkis en Nicaragua inició los trámites para repatriar su cuerpo y despedirla en su tierra natal.



