Durante un mes el tráfico Glen Rodríguez no pudo ver a su amada hija Bianca, de 6 años, pues tomó la difícil decisión de no acercarse a ella ante el riesgo de contagio que existe por el COVID-19.

El sacrificio del uniformado tuvo su recompensa, pues este lunes se reencontró con su pequeña, pero antes de darle un fuerte abrazo tuvo que ponerse un traje especial como el que usan los médicos.

“Fue una felicidad increíble porque aunque yo tuviera el traje puesto por lo menos la pude ver y abrazar, ahora sí puedo decir recargué las baterías”, dijo el tráfico.

Rodríguez contó que desde hace siete años vive en San José, pero todos los fines de semana viaja hasta Venecia de San Carlos para pasar esos días junto a Bianca, quien vive con los papás del oficial.

Sin embargo, todo esto cambio a mediados de marzo debido a la emergencia que se vive por el coronavirus, pues Glen decidió no ver a sus papás y a su hija para no exponerlos.

“Estos días hemos estado con operativos fortísimos, entonces tenemos contacto directo con muchas personas, por lo que uno está expuesto a que en cualquier momento lo contagien, aún por más cuidado que se tenga”, explicó.

Rodríguez dijo que a raíz de esta situación ha hecho todo lo posible por estar en contacto con su hija, especialmente por videollamadas, pero aseguró que no es lo mismo, pues le hacen mucha falta sus abrazos y besos.

“Yo a veces me desbarataba a llorar por la falta que me hacía. Me estoy privando de verla porque me da miedo ser asintomático, entonces imagínese como me sentiría de mal si se contagia por mí”.

Buen amigo

El tráfico contó que su amigo Frank Ávila, dueño de la página Pegando Porte y la Vara, se enteró de la difícil situación que estaba pasando y sin decirle nada se las ingenió para que él y Bianca se reunieran, eso sí, cumpliendo con todas las medidas de seguridad.

“Un amigo (Frank) se tomó la tarea de conseguirme un traje completo de los que usan los doctores para ver a los infectados y una mascarilla de las más seguras, además me trajo a mi hija a San José.

“Él pagó hasta la gasolina y todo, incluso hasta me consiguió un restaurante que estaba reservado solo para nosotros, para que mi hija y mis papás no tuvieran contacto con nadie más”, contó el oficial.

Ávila dijo que no dudo ni un solo momento en sacar dinero de su bolsillo para ayudar a Rodríguez, pues sabía que él y su hija necesitaban ese momento.

“La gente de BiGo Lite, que es una aplicación de transporte, está trabajándole de gratis o a un costo muy bajo al hospital de Alajuela y por eso les dieron trajes especiales para los choferes, entonces me prestaron dos uniformes, uno para mí y otro para Glen”, detalló.

Además aseguró que contó con la ayuda del dueño de Ready Pizza, quien cerró uno de sus locales para que solo estuvieran Glen y sus seres queridos.

“La satisfacción de ver a esa chiquita sonriendo, eso es lo que me mantiene y me sostiene, y me deja un buen sabor de que ayudar no cuesta nada”, dijo Ávila.

No valoran

El tráfico dijo que espera que en medio de esta situación que afronta el país las personas aprendan a valorar más a sus seres queridos y el tiempo que pasan con ellos, pues hay muchas personas que no cuentan con ese privilegio.

“Saber que yo me estoy sacrificando de la forma más dolorosa al no ver a mi hija, que es mi motorcito y que hay un montón de gente en la calle que no hace caso me da cólera”, aseguró el oficial.

Glen explicó que el encuentro con su hija le dio un segundo aire para afrontar lo que viene, pero no ocultó que espera que la emergencia por el COVID-19 pase pronto.

“Todo depende de cuánto vaya a durar esto, porque me imagino que si dentro de un mes todo sigue igual me tocará conseguir un traje para visitar a mi hija en San Carlos”, dijo.