Sucesos

Sobreviviente de naufragio: “Nos decía que él se estaba muriendo, que no quería más”

Herny Montoya Gómez y César Franco Rojas vivieron momentos de impotencia al naufragar en las aguas del sur de Costa Rica

EscucharEscuchar

Herny Montoya Gómez, de 35 años y César Franco Rojas, de 53, han pasado por muchas situaciones juntos, pero hay un capítulo que parece sacado de una película de acción en el que ambos sintieron el miedo, la frustración, la impotencia y la esperanza de mantenerse con vida.

Todo comenzó con la ilusión de salir a pescar y pasar un buen rato con dos amigos; sin embargo, el paseo se convirtió en una odisea, tan solo una hora después de estar en alta mar.

Herny, quien tenía 21 años en ese momento y es hijastro de César, recuerda ese sábado 6 de febrero del 2010 como si fuera ayer, pese a que ya han transcurrido 14 años.

En el paseo murieron Santos Espinoza Cerdas, de 50 años y su hijastro Daniel Villalobos Valverde, de 18, a quien le decían Gemelo de cariño y que se sumó de última hora al paseo.

Herny Montoya sobreviviente de un naugrafio en Osa; disfruta de la vida junto a su hijo. Foto: Herny Montoya para La Teja

“Yo trabajaba para la empresa Santa Fe y mi jefe era don Santos, quien había planeado junto con mi papá ir a pescar un rato y la idea era regresar el mismo día”.

“Gemelo no iba a ir, pero insistió tanto, que al final se fue con nosotros. Recuerdo que su mamá nos dijo: ‘Se los presto, pero me los devuelven’, refiriéndose a su hijo Daniel y a esposo, Santos, pero al final ninguno de los dos regresó”, manifestó con tristeza Herny.

Los cuatro habían salido de Sierpe, pasaron la parte más ruda del trayecto por Boca Sierpe, donde se une el río con el mar y se forman corrientes peligrosas, ellos planeaban pescar en isla Violín, en Osa.

Viajaban en la embarcación de nombre Tornado, llevaban cuerdas, hieleras y hasta dos motores por si a alguno le pasaba algo.

No contaban con que la fuerza de la naturaleza los pondría a prueba durante los siguientes tres días.

“Estábamos preparándonos para comer algo, mi papá sujetaba el volante del motor y yo estaba al frente, cuando vi que una enorme ola venía, solo dije: papi vea lo que viene ahí y mi papá reaccionó para que la ola no nos golpeara de frente, porque si no nos mataba, puso la embarcación de lado y la ola lo que hizo fue expulsarnos.

“Todo ocurrió en segundos, los cuatro caímos al agua. Teníamos los chalecos salvavidas, quedamos en un lugar conocido como Piedra de Corcovado y decidimos abandonar la embarcación, la cual estaba volcada porque ya estaba oscureciendo y la corriente nos podía mandar hacia las piedras y eso nos reventaría. Nadamos con los chalecos, llevábamos una hielera, una soga y nosotros cuatro”, recordó el sobreviviente.

Sin comida y tiburones rondando

Los cuatro hombres estaban a la intemperie, sin comunicación ni comida.

Herny afirma que vio tiburones rondarlos, pero en cuestión de segundos, unos delfines comenzaron a pasar justo detrás de los cuerpos de los náufragos, como si los estuvieran protegiendo.

“Comprobé que los tiburones les huyen a los delfines, ellos nos protegieron”, recordó.

El domingo y el lunes, las horas se les hicieron eternas, Daniel fue el primero en decir incoherencias, quizás por la falta de alimentación y la deshidratación que enfrentaron al estar bajo un caliente sol, en medio del agua con sal.

“Cayó lluvia, pero no teníamos en qué recoger el agua, por más que uno abra la boca no cae nada porque a la hora de caer en el mar lo que rebotaba es el agua salada”, expresó Herny.

Decidió marcharse

El tiempo parecía eterno, ninguna embarcación pasaba cerca y el frío del agua les calaba hasta los huesos; el hambre, el frío y la impotencia, los hacía pensar lo peor.

Herny recuerda que Gemelo destruyó el chaleco salvavidas que andaba, debido a la desesperación que sentía, él ya no quería luchar más.

Don César se quitó el chaleco que andaba y se lo dio a Gemelo, tratando de tranquilizar al joven, no obstante vendría lo peor.

“Gemelo estaba perdiendo el conocimiento, él decía que teníamos que irnos porque él ya había comprado agua fría, con hielo. Mi papá me dijo que Gemelo estaba perdiendo el conocimiento y que había entrado en hipotermia.

“Él se iba y yo nadé dos veces hacia él para traerlo con nosotros, pero en la última que se fue muy largo y ya no pude ir por él porque estaba oscureciendo y no quería separarme del grupo, me dio miedo y perdimos a Daniel en ese momento”, dijo Herny.

El joven desapareció cerca de las 5:30 p.m., del lunes 8 de febrero del 2010.

Santos, el padrastro, estaba muy triste y quizás sintió la impotencia de no poder evitar perder al joven. A él lo mantenían sostenido a la hielera, pero seis horas después pidió que lo soltaran porque él ya no quería luchar más.

“Nos decía que él se estaba muriendo, que no quería más, que lo dejáramos, por lo que un momento que nos quedamos dormidos él se nos fue.

“Estábamos muy cansados, nos dormíamos sin darnos cuenta, por lo que mi papá también se soltó sin darse cuenta”, señaló.

Cámara con infrarrojo los salvó

El hecho de que don César se soltara terminó convirtiéndose en su salvación, ya que su cuerpo iba sobre la corriente y un hombre que viajaba en un crucero de National Geographic iba haciendo fotos nocturnas, justamente el infrarrojo de la cámara captó el calor del cuerpo y fue así como lo rescataron.

Don César les dijo sobre los demás y seguidamente rescataron a Herny, a eso de las dos de la madrugada del martes.

“Me encandilaron con una lámpara y me rescataron”.

Luego encontraron a Santos, pero ya sin vida. A Daniel lo buscaron, pero no lo encontraron.

“El capitán de la embarcación era español y le pregunté cómo nos habían encontrado, él me explicó que tienen cámaras con infrarrojos, entonces detectaron el calor humano y por eso nos hallaron, claro, fue un milagro, porque si no se les hubiera ocurrido hacer esas fotos, de seguro nadie nos encuentra”, exclamó.

Los sobrevivientes fueron llevados al hospital de Golfito donde los recibieron con sentimientos encontrados, porque era alegre saber que estaban con vida, pero triste de haber perdido a otros dos hombres.

César Franco Rojas junto a Herny Montoya Gómez sobrevivieron a una naufragio de cuatro días en alta mar en Osa. Foto: Archivo GN

Don César y Herny no volvieron a tener contacto con personal de la embarcación que los rescató, sin embargo, al año recibieron una carta donde les explicaban por qué ellos sobrevivieron y Santos y Gemelo no lo lograron.

“Nos explicaban que por ser de una contextura gruesa teníamos más grasa y eso nos hizo mantenernos en el agua y no entrar en hipotermia tan rápido”, mencionó Herny, quien comentó que la carta la perdieron con el paso de los años.

Herny también había escrito un libro con todos los detalles sobre los tres días que estuvieron en el naufragio, sin embargo con los años también se le perdió, aunque en su memoria permanecen intactos los recuerdos de ese angustiante momento.

Él nunca más volvió al mar después de semejante vivencia y asegura que no quiere volver porque el trauma es difícil de sobrellevar.

Alejandra Morales

Alejandra Morales

Bachillerato en Periodismo en la Universidad Internacional de las Américas y licenciada en Comunicación de Mercadeo en la UAM. Con experiencia en temas de sucesos y judiciales.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.