Sucesos

Usan timo de robacarros para llevarse caballo trotador en Hatillo

Vivazo pidió el animal para probarlo y se dio a la fuga

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La pareja compró el caballo hace un año. Foto cortesía

Con el cuentazo de que estaba interesado en comprar un caballo, valorado en más de ¢800.000, un maleante aplicó un timo muy usado por los robacarros para que un cómplice se llevara el ruco y dejara a una pareja con las manos vacías.

Uno de los vivazos dijo que iba a dar una vuelta con el caballito para ver qué tal andaba, así como se prueba un carro antes de comprarlo, pero en un descuido de los dueños el “jinete” jaló y no dejó pero ni las gracias.

Esta incómoda situación la vivieron este sábado en Hatillo Sheyni Salas Céspedes y su esposo Mauricio Contreras Guillen, dueños de Rosinante, como se llama el animalito. La pareja es vecina de Peñas Blancas de Cachí, Cartago.

“Nosotros publicamos que estábamos vendiendo el caballo en una aplicación de compra y venta y ahí apareció un señor que se identificó como Carlos Montenegro, diciendo que estaba muy interesado”, contó Salas.

Sheyni dice que el sujeto estaba como loco con el ruco y que incluso salió diciendo que quería llevárselo este lunes para Pérez Zeledón junto a otros animales que había comprado.

“El jueves nos dijo que si podíamos llevárselo el sábado a Hatillo Cuatro, detrás del centro comercial Plaza América, porque él trabajaba ahí y entonces le quedaba cómodo para llegar con un muchacho que le iba a probar el caballo, porque supuestamente sabía mucho de ganado”, recordó.

Pura trama

Salas contó que la insistencia del vivazo vino a más el sábado, pues desde buena mañana estuvo llamando a cada rato para ver si todo andaba bien, además les pidió que llevaran la montura, valorada en ¢150 mil, para probar el caballo y que se viera bonito.

“Después de unas veinticuatro llamadas me dijo que estaba trabajando y que no quería perder la hora de almuerzo porque para él era sagrada, entonces que iba a mandar a un tal ‘Robertico’ que era sobrino de la esposa de él”, añadió.

El supuesto comprador siempre se mostró muy insistente. Foto cortesía

Cuando llegaron al lugar metieron al caballo dentro de una plaza de deportes para que lo probaran. Pocos minutos después llegó el supuesto familiar de “Carlos”, quien no tenía pinta de saber nada, pero nada de caballos, pues llegó en pantaloneta, tenis, lentes oscuros y con una gorra.

Ni montarse

La mujer dijo que su esposo le dio el ruco a “Robertico”, el problema es que en apariencia el joven no sabía ni siquiera montar porque le costó un mundo subirse al caballo, además dijo que en ese momento empezó a recibir llamadas muy sospechosas de parte del supuesto comprador, que le pedía que le pasara a su “sobrino”.

“En una de esas llamadas escuché que dijo (Robertico): ‘no he podido porque lo metieron a la plaza’, eso me dio mala espina, cerré el portón de la cancha y le dije a mi esposo que no sacara el caballo”.

Ante la situación tan sospechosa Sheyni dijo que pensó en llamar a la Policía, el problema fue que “Carlos” empezó a llamarla cada dos minutos, haciendo que su línea estuviera ocupada y ella se distrajera.

“Al final siempre sacaron el caballo, me volvió a llamar y le dijo algo a Robertico por mi teléfono y en eso que me volví el muchacho este se subió al caballo y salió como hacia la pista en dirección al Rancho Guanacaste. Me subí en el carro para darle la vuelta a la manzana pero no lo encontré”, dijo.

Después del robo del caballo el tal Carlos Montenegro apagó su celular y se desapareció del mapa. El mismo sábado los afectados pusieron la denuncia ante el OIJ.

Golpe al bolsillo

El ruco estaba entrenado para desfilar en los topes. Foto cortesía (Cortesía)

Salas y su esposo compraron a Rosinante hace un año, en aquel momento les costó ¢800 mil, ya que aunque estaba muy flaquito es un ruco de los que llaman trotador, es decir, de los que llevan a los topes para que desfilen.

“Cuando escuchaba música se ponía a bailar y todo, era como un perrito pero de quinientos kilos”, recordó.

Aunque le tenían mucho cariño al ruco, Sheyni contó que tomaron la decisión de venderlo debido a que en su casa la estaban viendo muy ruda, porque pese a que su marido es maestro de obras, no encuentra brete por ningún lado.

“Necesitamos mandar a los chiquillos a la escuela y al colegio. Nosotros lo estábamos vendiendo en seiscientos mil colones, pero bien puede valer hasta novecientos mil colones”, añadió.

Rosinante es un caballo de aproximadamente 7 años, de metro y medio de altura, de color blanco con gris y que tenía tres patas con el casco negro y la pata derecha de atrás con el casco blanco.

Este delito es considerado hurto de uso y la persona que lo cometa se expone de uno a cinco meses de cárcel si devuelve al animal. Si lo agarran y nunca lo devolvió (lo destazó, etc) tiene dos opciones, o paga lo que costaba o se expone a 10 años de cárcel.

Adrián Galeano Calvo

Adrián Galeano Calvo

Periodista de Sucesos y Judiciales en el periódico La Teja desde 2017. Cuenta con un bachillerato en Relaciones Públicas de la Universidad Latina y una licenciatura en Comunicación de Mercadeo de la UAM. En el 2022 recibió el premio a periodista del año del periódico La Teja.

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