Sucesos

Vecina de Barra del Colorado: “Nunca había vivido una inundación así”

Más de 50 casas están repletas de agua en esa parte del Caribe

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Doña María Carrillo Salazar tiene 34 años de vivir en el lado sur de la Barra del Colorado. Cuenta que muchas veces allí ha llovido durísimo, pero aclara que ella nunca se había preocupado tanto como ahora.

“Llovió montones, nunca había vivido una inundación así. El agua nos llegaba más arriba de las rodillas, aquí nosotros no tenemos para dónde ir, tendríamos que salir en bote y viajar unos veinte minutos para ponernos a salvo, pero esto está tan lleno que es complicado y hasta nos da miedo salir”, dijo.

Nos contó la señora que solo en el lado norte de la barra hay 30 casas inundadas y del otro lado hay unas 20. La tarde de este martes estaban a la espera de que la ayuda llegara por algún lado.

“Aquí no hay para dónde llevarse nada, la única opción es poner todo lo más alto que se puede, en mi casa muchas cosas se fueron flotando y se dañaron porque en ese momento a uno lo que le importa nada más es salvar la vida”, añadió la afectada.

Doña Santos Díaz es otra de las personas afectadas. Dice que se siente triste porque la ayuda ha tardado demasiado en llegar y que les han dicho que todavía el agua puede subir más. Eso los llena a todos de congoja.

Vanessa Pizzarro también sufre por tanta lluvia. Asegura que su casa, que es de dos pisos, está a punto de llenarse.

“Es increíble que nos han dejado tan abandonados, nosotros no tenemos bote para salir de aquí”, dijo Pizzarro.

La Cruz Roja ingresó pasadas las 5 de la tarde a las barras para sacar a algunas familias y entregar diarios. Otro asunto que lo complica todo es que hay problemas de señal teléfonica.

Para sacar a las familias de las zonas de riesgo es necesario ir hacia Puerto Lindo y dejarlas en Cariari.

Los socorristas han tenido que realizar complicados rescates, entre ellos en Guayabo de Talamanca donde el agua les llegaba a algunas personas hasta el pecho y se vieron en riesgo las vidas de algunos pequeños, pero por dicha fueron sacados a tiempo.

Uno de ellos fue Adrián, un chiquito de cinco años que estaba tan contento de ver a los cruzrojistas que le preguntó al que alzó y sacó de su casa a qué edad podrá él convertirse en un socorrista. Después le pusieron un casco de socorrista y ya no le soltó la mano al rescatista que le ayudó a llegar a un lugar seguro.

Talamanca, el cantón donde vive este pequeño, está en alerta roja.

En el cerro Meneru, también en Talamanca, los rescatistas tuvieron que caminar entre la montaña para rescatar a dos familias indigenas que quedaron atrapadas por los derrumbes. Lo primero que hicieron fue darles comida, después los revisaron para ver si estaban enfermo, pero se encontraban bien.

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