Cuando Yesenia Aguilar supo que estaba embarazada de su cuarto hijo, en enero del 2015, se sintió afortunada porque deseaba con todas su fuerzas ser mamá de nuevo.
El embarazo transcurrió con normalidad, pero el lunes 21 de setiembre, cuando llegó el momento del parto, pasó algo inesperado que puso en riesgo la vida de la madre y la del bebé.
Mientras Yesenia iba camino al Hospital San Juan de Dios en una ambulancia un carro los chocó.
La noticia se dio a conocer en la prensa y generó preocupación. Pero, por fortuna, aquel mismo día, a las 4:30 de la tarde, Abraham nació en perfectas condiciones.
Pero, ¿cómo están hoy Yesenia y el pequeño?
El pequeño corre y grita por toda la casa, vive con la mamá, el papá y una de sus hermanas en Piedra Blanca de Mora.
“Cada vez que veo a Abraham recuerdo lo mucho que Dios me ama. Cuando decidí volver a ser mamá mis otros tres hijos estaban grandes, la menor tenía catorce años. Al principio mi esposo no quería, me decía que para qué tener otro hijo, pero yo sentía en mi corazón la necesidad de ser mamá de nuevo y ahora mi esposo está como loco con él”, dice Yesenia.
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“El día del accidente me golpee muy fuerte la cabeza, pero por dicha mi hijo no tuvo lesiones. A la hora del parto me dolían mucho el cuello y la cabeza, pero todo salió bien. Nunca tuve miedo ni perdí las esperanzas de que mi hijo naciera bien, sabía que Dios tenía el control de todo”, dice.
La mamá, hoy de 42 años, dice que Abraham es muy apegado a ella y muy extrovertido. También es muy selectivo a la hora de comer.
“Le encanta la música, le gustan mucho los carros, disfruta jugar bola y entre sus comidas favoritas están las sopas y los embutidos. Él es la alegría de nuestra casa y es muy muy chineado”, relató.
Alistan la fiestica
En menos de un mes Abraham cumplirá tres años y desde ahora sus papás preparan una fiestica para celebrar la vida del cumiche de la casa.
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“A Abraham le encanta que le canten cumpleaños, si Dios nos lo permite queremos comprarle un quequito del Capitán América, que le gusta mucho. Esperamos que las personas cercanas de la familia nos acompañen en ese día tan especial”, dijo la orgullosa mamá.
Yesenia aún tiene secuelas del accidente ya que desde ese día sufre de vez en cuando fuertes dolores de cabeza; sin embargo, su mejor medicina son los abrazos y besos de su pequeño Abraham.