Sucesos

(Video) Pensión alimentaria convirtió la vida de odontólogo en una pesadilla

El dentista estuvo encarcelado una semana por atrasarse con el pago impuesto por el juez

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El odontólogo Rolando León pasó los últimos cuatro años con el temor de caer preso por no poder hacerle frente a la pensión alimentaria que le impuso un juez.

Las obligaciones económicas que él tiene lo hicieron retrasarse con el pago mensual que en un principio era de ¢650 mil, luego bajó a ¢420 mil.

Los tarjetazos de crédito y los préstamos que le pedía a amigos y familiares para poder hacer frente a la responsabilidad no daban abasto, por lo que cada 28 de mes depositaba ¢100 mil, ¢200 mil, ¢300 mil o lo que le alcanzara, pero el monto adeudado iba creciendo como la espuma hasta alcanzar los ¢2.300.000

El lunes 21 de mayo León fue a dejar a su hijo Santiago a la escuela y al salir del centro educativo llegó el momento que tanto temía.

“Yo me monté en el carro y en eso llegó una patrulla y me hizo cambio de luces, uno de los oficiales me preguntó si yo era Rolando León Delgado y yo le dije que sí; él me enseñó un papel y me dijo que tenía una orden de aprehensión contra mí por el no pago de la pensión alimentaria y yo le dije que procediera según correspondía. Fue extraño, porque aunque durante cuatro años supe que eso podía pasar en cualquier momento, ese día no lo esperaba”, relató el odontólogo.

“Para ser sincero nunca en la vida me habían detenido por nada, cuando me arrestaron yo sentí cierta paz, creí que podría ser el principio del fin para la situación que estaba viviendo. Pensé que si iba preso al fin la mamá de mi hijo mayor iba a entender que si no le pagaba lo que me pedía era porque no podía y no porque no quería”, agregó.

Pero, ¿cómo llegó Rolando a esta situación extrema?

El especialista nació en barrio Cuba y actualmente tiene 48 años; con mucho esfuerzo y una beca en la Universidad de Costa Rica logró graduarse como odontólogo. Él sacó un préstamo y compró una casa en San Antonio de Coronado y más adelante la convirtió en su clínica.

Trabajó duro y años después sacó otro préstamo para construir una casa grande y bonita a la par de la clínica. La vida le sonreía al josefino y su consultorio le permitía vivir bien ya que el ingreso mensual era en promedio de unos ¢3 millones.

Hace unos 10 años Rolando conoció a una mujer con la que inició una relación y producto de ella nació su hijo mayor: Santiago.

“La mamá de mi hijo mayor estudiaba odontología y yo decidí hipotecar mi clínica para hacerle una a ella en Heredia. La idea era que en un principio yo le iba a atender el consultorio y cuando se graduara ella la asumía y así fue. También saqué un carro de agencia para ella, en fin, traté de hacer lo mejor que pude para que ella y mi hijo estuvieran bien”.

Con el pasar, del tiempo la relación se deterioró y la pareja se separó, ahí empezó el calvario de León.

“Ella se fue de mi casa un viernes y ya el sábado vino la Fuerza Pública a notificarme que tenía una denuncia por violencia doméstica, ¡cosa que jamás ocurrió!

“Me impusieron medidas de protección que me impedían acercarme a la mamá de mi hijo y, por ende, a Santiago y a la clínica de Heredia, donde yo aún trabajaba parte de mi tiempo, es decir, mis ganancias se vieron reducidas a la mitad”, recordó.

El paso siguiente de la expareja de Rolando fue pedir una altísima pensión alimentaria.

“Ella pidió un monto de ¢1.500.000, pero el juez la fijó en ¢650.000. Eso era mucho para mí, porque se acababan de reducir mis ingresos y además tenía que seguir pagando los $1.100 (¢626.000) de la casa y los $1.000 (¢569.000) por la hipoteca de la clínica.

Rolando estuvo siete semanas sin poder ver a su hijo, pero luego logró un acuerdo judicial para compartir la custodia del chiquito en un 50% con la mamá del angelito, por lo que actualmente puede verlo siempre que quiere.

En diciembre de 2016 León sentía que se asfixiaba con los gastos, ya que además de los préstamos que tiene, también paga la escuela de Santiago (¢114 mil al mes), la microbús (¢30 mil) al mes y la escuela de fútbol a la que va el pequeño (¢12 mil por mes).

Por otra parte, para ese entonces ya el especialista tenía una nueva pareja con la que estaba esperando otro bebé, y tenía que hacer frente a las necesidades económicas de su nueva familia.

En un intento desesperado de mejorar la situación económica, Rolando llegó a un acuerdo con la mamá de Santiago para bajar al pensión a ¢400 mil por mes.

“Aún y con el rebajo yo no podía hacer frente a las responsabilidades económicas, nunca me alcanzaba para alcanzar el monto total que debía pagar por la pensión por lo que yo sabía que en cualquier momento mi expareja iba a poner una orden de aprehensión contra mí”, argumentó.

Luego de que Rolando fue arrestado por la deuda, los policías lo llevaron a la cárcel La Reforma, al ámbito donde están privados de libertad los hombres que no han cumplido con el pago de la pensión alimentaria.

“Una hermana mía que vive en Estados Unidos se vino de inmediato para ver cómo podía ayudarme, una amistad que tengo en Guatemala vino también y una semana después, el sábado 26 de mayo, salí libre.

“Mi hermana le pagó a la mamá de Santiago los ¢2.300.000 que yo le debía y así fue como me dejaron salir. Yo no comparto como las autoridades judiciales ven en el encierro la solución al no pago de la pensión alimentaria, si en una cárcel uno no puede generar dinero para ponerse al día con el pago, es bizarro, es ilógico; hasta mi hijo Santiago, con ocho años, me dijo: 'Pero papá, ¿por qué te llevaron a la cárcel si ahí no puedes trabajar?'.

El odontólogo Rolando León cayó preso por una pensión

Actualmente, la deuda de León está en cero; sin embargo, ya el 28 de junio tiene que depositar de nuevo los ¢420 mil que le tocan.

Actualmente mis ingresos mensuales rondan entre ¢1.300.000 y el ¢1.600.000, entre los gastos fijos que tengo de los prestamos y la educación de mi hijo Santiago, también le doy alimentación, calzado, ropa y todo lo que necesite el tiempo que él está conmigo, que es el 50%, así que no entiendo en qué gasta la mamá de mi hijo los ¢420.000 que me pide.

“Ahorita yo me siento tranquilo, pese a todo lo que pasé me siento fuerte y voy a luchar, porque no es justo lo que me está pasando. Mi caso está en revisión y yo espero que el juez que lo revise sea justo.

“No sé qué va a ser de mí, me es imposible sostener el pago de la pensión al monto en el que está ahora y la verdad no quiero volver a la cárcel, porque estar ahí es muy duro, pero bueno, si debo volver lo haré, no tengo otra opción”, aseguró el odontólogo.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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