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Un despelote se armó este miércoles en La Carpio, en La Uruca, debido al desalojo por parte de la Policía de una propiedad en donde al menos 200 familias habían levantado sus ranchos.
Rándall Picado, jefe de Fuerza Pública de San José, fue el encargado de comunicarles a los precaristas que tenían cinco minutos para salir con sus pertenencias antes de que los oficiales empezaran a derribar los ranchos.
Ante la negativa de salir, se armó la gorda durante al menos una hora y media, ya que piedras y gases lacrimógenos iban y venían. Pese a que se controló la situación, durante el resto del día el ambiente se mantuvo tenso y se detuvo a una persona por lo sucedido.
La intención de las autoridades era que las familias salieran por las buenas de la propiedad que se ubica a la par del relleno sanitario, ya es privada y pertenece a un suramericano.
El director de la Fuerza Pública, Daniel Calderón, aseguró que el desalojo trascurría tranquilo, pero al final algunos grupos empezaron a lanzar objetos contra la Policía y en el lugar conocido como la “Cuarta parada” la situación se mantuvo furris durante varias horas.
“Le prendieron fuego a varios colchones, bolsas de basura y hubo agresión directa contra dos oficiales”, dijo.
Aunque la situación en la finca se detuvo, en algunas alamedas todavía siguieron tirándole piedras a los oficiales, por lo que un joven fue detenido.
“Quisimos restablecer el orden sin que se viera afectada la población que vive en la zona, la mayor parte de los desalojados salieron pacíficamente”, dijo Calderón.
El jefe policial aseguró que, además, se vieron afectados un bus, vecinos y otras personas que caminaban por ese sitio. Calderón agregó que la maquinaria ya tumbó todos los ranchitos.
Debido a la cantidad de gases que tiraron los oficiales mucha gente tuvo que salir de sus casas con adultos mayores y bebecitos, además de sacar paños mojados para taparse y hasta arrollarse trapos en la cabeza, la lloradera en los ojos fue terrible. Hasta en el ebais cerraron el portón porque la gente sentía que se ahogaba.
En algunos momentos los policías tiraban las bombas de gas a los revoltosos y estos se las devolvían.
Dos oficiales fueron llevados a centros médicos a raíz de los golpes que recibieron, pero con lesiones menores.
El director de la Policía Municipal, Marcelo Solano, dijo que la propiedad que originó la bronca es de 47.000 metros cuadrados y que por tratarse de una invasión de terreno en curso, no se necesitaba una orden judicial para el desalojo.
“Tenemos más de 15 días de vivir aquí, fuimos de las primeras personas en llegar. Una amiga se vino para acá y como nosotros tenemos necesidad, nos vinimos. Luego llegó la otra gente, todas son personas sin casa y desempleadas. Nosotros no podíamos pagar más el alquiler, porque eran 120 mil y ahora no sabemos qué vamos a hacer”, dijo Janeth Carrillo, una de las desalojadas.
Según trascendió, un hombre hasta les vendió lotes a algunas familias se vinieron de Nicaragua.
“Nosotros llegamos hace ocho días y perdimos todo el material que compramos para el rancho no sé por qué no nos dejan quedar, nos podrían cobrar algo mes a mes, porque los alquileres están muy caros, tengo cinco hijos y no tengo trabajo”, dijo María Báez, una de las desalojadas.
La Policía mantiene vigilancia en el sitio por si los desalojados regresan, incluso trascendió que entre los “alteradores del orden” está un grupo de jóvenes que en otros momentos también han causado problemas en esa comunidad.
