Coco Roper mostró que la fuerza también se mide enfrentando cada día los efectos de una enfermedad crónica.
La hija de Lynda Díaz fue diagnosticada con cáncer gástrico endocervical adenocarcinoma en 2020 y, tras recibir sobreirradiación, su cuerpo continúa lidiando con complicaciones como dolores intensos, náuseas y sangrado, que marcan su rutina diaria.
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La joven sobreviviente utilizó su cuenta de Instagram para contar cómo lidia con los momentos más difíciles.
“A veces la fortaleza se ve así, deteniendo el carro a mitad de camino, saliendo y dejando que mi cuerpo luche otra batalla”, relató.
Coco explicó que los espasmos son un efecto directo de la radiación que recibió durante su tratamiento.
“Es algo que mi cuerpo aún enfrenta, incluso cinco años después del daño inicial. Aparecen de la nada… un dolor intenso, náuseas, sangrado y esa sensación de presión baja que lo hace todo girar. Duran solo unos minutos, pero parecen eternos. Luego respiro, me compongo y sigo adelante”, añadió.
La influencer también compartió que este tipo de situaciones son invisibles para quienes la rodean.
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“Iba de camino al ensayo y cóctel de mi hermana (Linda Liz), tratando de mantenerme fuerte, lucir hermosa, y estar presente. Vivir con una enfermedad crónica no es lineal; está lleno de altibajos, momentos que te derriban y otros que te levantan de nuevo”, dijo.
A través de su testimonio, Coco Roper busca visibilizar los desafíos de quienes conviven con enfermedades graves, mostrando que la resiliencia y la actitud positiva son claves para continuar pese a las dificultades. Su historia inspira a otros pacientes a enfrentar la adversidad con fe y determinación.


