Las gaviotas del Vaticano se convirtieron en un símbolo del cónclave que terminó con la elección del papa León XIV, pero detrás de ellas hay todo un problema que afecta a la ciudad de Roma.
Una de las imágenes más icónicas que dejó este cónclave fue ver el humo blanco saliendo de la chimenea justo al lado de una ave blanca, una señal divina para muchos.
Aunque deberían de estar cerca del mar, desde hace mucho tiempo emigraron al Vaticano, donde le provocan dolores de cabeza a más de uno porque tienen la ciudad invadida y eso provoca que las calles no estén tan limpias como deberían.
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Según medios internacionales, estos lindos animalitos hasta causan 30 ataques por semana a palomas y ratas. Controlar esto le cuesta a la ciudad un promedio de 4 millones de euros al año.
En enero y febrero, que están en épocas de reproducción, las personas deben cerrar espacios externos como balcones y terrazas, generando un completo dolor de cabeza.