Marío Trejos Vargas es uno de esos ticos que todos los días sale a ganarse la vida con honestidad y esfuerzo, aunque no siempre reciba el reconocimiento que merece.
Él es cuidador de carros en Cartago, un oficio que muchos pasan por alto, pero que para él significa dignidad, compromiso y supervivencia.
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Cada jornada, este señor de 63 años se coloca firme frente a la Municipalidad de Cartago y otros puntos de la provincia. Dice que lo hace por necesidad, pero también con mucho orgullo.
“Si no me gano nada en el día, no como. Todo lo que saco lo uso para mis necesidades”, nos contó.
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Lo que más le gusta de su trabajo es poder cuidar lo que a otros les costó tanto conseguir: su carro.
Muchos conductores brumosos ya lo conocen y se quedan tranquilos cuando lo ven, porque saben que él está pendiente de que no les pase nada a sus carritos.
Sin embargo, no todo es fácil. A diario, se enfrenta al rechazo y a la indiferencia, porque en la vida hay de todo.
“Hay gente cruel, que me ignora, que me trata mal, como si no existiera. Uno tiene que lidiar con eso todos los días”, mencionó.
Don Marío recuerda que años atrás, el trabajo era más constante y la gente más agradecida, ahora es un poco más complejo.
“Antes esto se valoraba más, ahora cuesta mucho ganarse la vida”, confiesa.
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A pesar de los obstáculos, este cartaginés se mantiene firme, saliendo cada día con la esperanza de que haya quienes valoren su esfuerzo para ganarse el arroz y los frijoles.