Henry Antonio Calderón Víquez, vecino de Cartago, se levanta todos los días a las 3:30 de la mañana para irse a trabajar como chofer. Lo hace sin quejarse y con la frente en alto, porque sabe que su esfuerzo diario es la base que sostiene a su familia.
“Yo tengo una familia que mantener, tengo hijos y me toca estar bien y buscar el sustento de la familia”, cuenta con orgullo este cartaginés fajado que, aunque pasa desapercibido por muchos, cumple un papel clave para el país
Henry trabaja en una empresa que brinda servicios eléctricos a muchas municipalidades de Costa Rica, por lo que le toca andar de aquí para allá todos los días, ya sea bajo el sol o con lluvia, asegurándose de que las cuadrillas lleguen a tiempo y que el trabajo se haga como se debe.
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Aunque su labor es fundamental para que la electricidad llegue sin fallas a barrios, comunidades y zonas alejadas, muy pocos saben que detrás de esa logística está él, al volante, coordinando recorridos y moviéndose a lo largo del país.
“Hay veces que salimos de madrugada y volvemos hasta tarde, pero uno lo hace porque sabe que es por un bien mayor. Es un trabajo digno del que depende mi familia y con el que está tranquila en casa”, dice con humildad.
Henry no busca medallas ni reconocimientos. Para él, su premio está en ver a sus hijos crecer con techo, comida y cariño.
Este héroe anónimo demuestra que no se necesita capa para cambiar el mundo: basta con levantarse cada día, cumplir con el deber y no olvidar jamás por quién se lucha.