Teleguía series y películas

La huella de la araña: Mario Giacomelli revisa ‘Spider-Man a través del Spider-Verso’

La más reciente película sobre Miles Morales, centro de la trilogía que Sony comenzó en el 2018 con la historia del hombre araña, demuestra que aún faltan muchos caminos por explorar en la industria de la animación y revolución digital

EscucharEscuchar

60 años después de su primera aparición en el mundo de los cómics, el Hombre Araña (Spider-Man) es más famoso que nunca. El más popular de los superhéroes creados por el escritor Stan Lee, Spider-Man sigue dejando una huella profunda en diferentes medios: revistas, televisión, cine y juguetería.

Spider-Man a través del Spider-Verso sorprende positivamente, aportando novedades tangibles al cine de animación, un ámbito donde no parecía existir nada nuevo que inventar.

Desde sus comienzos, a principios del siglo pasado, el arte de animación ha sido el reino de la imaginación desenfrenada, revelado potenciales únicos para la creatividad y la experimentación. Por medio de dibujos, se puede visualizar cualquier cosa, lo cual representa una ventaja enorme con respecto al cine de acción real, ligado con doble filo al desarrollo de la tecnología de efectos especiales.

Durante decenios, nadie aprovechó a fondo esa ventaja. En 1940, Walt Disney perdió un dineral financiando su obra maestra incomprendida, Fantasía: una inédita fusión de dibujos animados y música clásica, que fue un fiasco rotundo de taquilla. Desde entonces y con raras excepciones, la animación siguió siendo utilizada para realizar proyectos comerciales, preferiblemente de corte familiar, estéticamente ambiciosos aunque poco arriesgados.

La situación empezó a evolucionar a partir del surgimiento de la llamada animación alternativa. Títulos como Fritz el gato (1972) y Universo en fantasía (Heavy Metal, 1981), que ampliaron la gama expresiva a disposición de los artistas gráficos. Más tarde, llegó el impacto profundo de la animación japonesa (anime), que modificó los parámetros occidentales; y la revolución digital, que dio un vuelco radical a la industria.

A partir de la precursora Toy Story (1995), las imágenes generadas por computadora tomaron la delantera en el medio, casi de la noche a la mañana; sin borrar, como muchos temían, los formatos antiguos: la animación artesanal, con papel y lápiz; y la animación cuadro por cuadro (Stop-Motion).

En el nuevo milenio, se hizo cada vez más delgada la línea que separa animación y acción real, gracias a recursos como la “captura de movimiento”, que incorpora el trabajo de actores en el proceso de animación.

Hoy en día, todo parece estar dicho y hecho. No obstante, Spider-Man a través del Spider-Verso demuestra que aún falta mucho por explorar, muchos caminos por recorrer.

Y la idea de multiverso es la excusa perfecta para recorrer esos caminos.

El multiverso es un estimulante concepto de la ciencia ficción literaria, que se ha puesto muy de moda en el cine de los últimos años. Según esta teoría, existe un sinnúmero de dimensiones paralelas, que replican el universo con variaciones infinitas.

La posibilidad de saltar de una dimensión a otra, comporta el riesgo de romper el orden general de todas las cosas, provocando una catástrofe irreparable. En este contexto se desarrollan las travesías de Miles Morales. Es un muchacho adroamericano de 15 años, picado por una araña radioactiva que nunca debió estar ahí. Él vive en un mundo en el que Peter Parker (el Spider-Man original), falleció; y Miles tomó su lugar por accidente.

En otra dimensión se encuentra Gwen Stacy (Spider-Woman): ella termina colaborando con una organización de Hombres y Mujeres Arañas, que luchan para capturar villanos extraviados y mantener el balance cósmico. A causa de un error cometido por Miles, un villano de poca monta, conocido como La Mancha, se convierte en una grave amenaza para la totalidad del multiverso.

La propuesta forma parte de una saga en tres capítulos, que inició cinco años atrás con Spider-Man: un nuevo universo (2018); y culminará con Spider-Man: más allá del Spider-Verso. Esta última no tiene fecha de estreno aún.

La limitación principal de Spider-Man a través del Spider-Verso es precisamente su condición de episodio central de una trilogía. La trama remite a eventos ilustrados en la entrega anterior; y el final queda inevitablemente inconcluso, preanunciando algo que vendrá.

A pesar de ello, la realización es tan exhuberante y arrolladora, que logra minimizar el inconveniente. Aquí se vuelve a emplear una técnica mixta, la cual es llevada al siguiente nivel, llegando al borde de lo experimental. La variedad de estilos es impresionante: la presentación estética cambia continuamente, a veces dentro de una misma secuencia, o incluso dentro de una misma toma.

Esta constante metamorfosis gráfica se aplica de maravilla al tipo de material. Mantiene al espectador en estado de alerta, para captar detalles y matices que aparecen y desaparecen, en un flujo encesante de trazos y colores. Estos, a su vez, están complementados por las melodías de una banda sonora que resulta ser igual de ecléctica e irresistible, transitando libremente entre música pop, electrónica y toda clase de rock.

Asimismo, la película presenta un complejo entresijo de líneas argumentales (telaraña es la palabra): hay dos figuras protagónicas, cada una enfrentando conflictos familiares, incomprensiones, crisis de identidad, líos románticos, dilemas íntimos y decisiones fatídicas. Como si fuera poco, alrededor de Miles y Gwen gira una multitud de personajes secundarios, todos con su propio pasado, sus propias motivaciones y relativas implicaciones morales.

La habilidad de los guionistas consiste en mantener cierta coherencia narrativa y además, encontrar el tiempo para abordar temas difíciles, con claridad y sensatez. En medio de aventuras fantásticas, portales que se abren y se cierran, batallas y persecuciones trepidantes, los relatos individuales van esbozando unas cuantas moralejas válidas, que no suenan como sermones aburridos, sino buenos consejos.

Por ratos, el derroche de elementos dramáticos y estímulos audiovisuales resulta excesivo, bajo todo punto de vista, alcanzando un punto de saturación; y la experiencia se torna abrumadora. Es la segunda y más grave limitación de Spider-Man a través del Spider-Verso.

Ello no parece afectar a los espectadores más jóvenes, quienes disfrutan de cada momento de proyección; y no pierden detalle.

Es justo que sea así: al fin y al cabo, el espectáculo es para ellos.

Dirección: Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson.

Género: Animación.

Duración: 140 minutos.

Origen: EE.UU. 2023.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.