Doña Odalía Guzmán Salas, de 95 años, y don Víctor Montero Porras, de 79 años, las dos víctimas mortales de la intoxicación masiva que se presentó este miércoles en el Centro de Atención Adulto Mayor de San Ramón, fueron despedidos juntos este jueves.
La ceremonia religiosa fue a las 4 de la tarde en el templo principal de San Ramón. Los enterraron en el cementerio de ese cantón alajuelense.
La gente estaba conmovida por lo ocurrido en el lugar.
Al parecer, los señores consumieron leche en mal estado con la que les prepararon un atolito.
La viejita fue la primera en ser llevada al hospital, a eso de la 1:30 de la tarde de este miércoles, pero ingresó sin vida al hospital Dr. Carlos Luis Valverde Vega, de San Ramón.
Así lo confirmó su sobrino Errol Guzmán, quien fue el encargado de hacer los trámites para darle cristiana sepultura.
Además de estos dos abuelitos que perdieron la vida por la deshidratación que les provocó tanto vómito y diarrea, otros 33 resultaron afectados, aunque solo ocho debieron ser trasladados al hospital.
Una señora de 100 años sobrevivió a la intoxicación.
"Se les hicieron los exámenes de heces a todos los pacientes y se mandaron al laboratorio, pero no hemos podido demostrar que haya sido por un virus, una bacteria o un parásito. Debemos espera más tiempo para determinar la causa real", indicó el doctor Harold Sancho, jefe del Servicio de Emergencias del Hospital Carlos Luis Valverde.
"Todos tenemos que morirnos"
José Manuel Elizondo, abogado del hogar de ancianos de San Ramón, le restó importancia a la intoxicación que se dio en ese lugar y que causó la muerte de dos personas. La respuesta que dio a lo ocurrido fue insólita.
“Las autoridades vinieron a tomar muestras, todo está bajo control. No ha pasado absolutamente nada, esto es algo que pasa a cada momento y en cualquier lugar. No es una cosa extravagante, es una cosa muy corriente. Todos morimos”, dijo el abogado.
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Muy conocida
La abuelita de 95 años era muy conocida y querida en San Ramón porque durante muchos años tuvo un negocio en el centro de ese cantón alajuelense junto a su hermana Martha. El comercio era conocido como el bazar de las hermanas Guzmán.
La noticia de su muerte tomó por sorpresa a la familia Guzmán porque doña Odalía gozaba de buena salud, sólo que sufría Alzheimer desde hacía diez años por lo que se le ingresó al centro de atención.
“Tía era una mujer muy vanidosa, siempre duraba todo el día alistándose mientras se maquillada y se arreglaba el cabello para ir a pasear”, explicó el sobrino.
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Incluso el sobrino comentó que su tía estaba muy contenta en el centro pues allí la trataban muy bien.
“Cuando la sacábamos a pasear nos decía que la lleváramos de vuelta al hotel. Estaba muy bien cuidada, no sabemos qué fue lo que se les salió de las manos (en el centro de atención)”, agregó Guzmán.
Doña Odalía era la séptima de nueve hermanos y nunca se casó por decisión personal. Incluso tuvo su primer novio ahí en el asilo, pero el señor falleció hace unos dos años.
Trabajador del campo
Don Víctor trabajó toda la vida en el campo junto a sus hermanos y sobrinos, hasta que hace unos dos años ingresó al hogar de ancianos.
“Me llamaron a las diez de la noche (del miércoles) para decirme que mi tío estaba muy mal por una intoxicación y lo habían tenido que llevar al hospital. Una hora después me dijeron que ya había muerto por el cuadro de diarrea y de vómito que les provocó” contó Dagoberto Montero.
"Él era un hombre risueño, amable de trato, creyente de Dios en su forma sencilla de ser", así lo describió su sobrino en la parroquia donde acudió a darle el último adiós.