Sucesos

Hermosa bendición transformó a policleto

Santiago es la gran motivación de oficial

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Hasta hace un mes la vida del policleto José Vargas era tranquila y sin sobresaltos, pero el 5 de abril todo cambió.

Su esposa dio a luz a Santiago, el primer hijo de ambos, y eso transformó por completo la vida del oficial.

Aunque la noticia del embarazo tomó por sorpresa a la pareja, ya que aún no tenían planeado tener hijos, la ilusión y el amor pronto se apoderó de los corazones de ambos.

“En el momento en que tuve en brazos, por primera vez, a mi hijo sentí algo inexplicable, era una emoción enorme saber que ese bebé era mi hijo, que tenía mi sangre, pero a la vez me sentía nervioso por la gran responsabilidad que eso significa”, dijo el uniformado.

“Los primeros días yo le decía a mi esposa que sentía miedo de no ser un buen papá, pero con el pasar de los días el miedo se me ha ido quitando y lo que siento es una motivación enorme de hacer las cosas bien para ser un buen ejemplo para mi hijo”, agregó el orgulloso tata.

Vargas dice que ahora ve el mundo de forma diferente y es más sensible ante muchas de sus tareas.

“Yo vivo en Guápiles, trabajo en San José y viajo en moto; desde que nació Santiago veo la vida de otra manera y hasta cuando ando en la calle trato de tener más cuidado porque ahora pienso en mi hijo y en lo mucho que me necesita. Antes me era difícil dejar a mi esposa durante seis días para ir a trabajar, pero ahora me cuesta el triple irme de la casa viendo a mi bebé tan pequeño.

“También cuando trato con chiquitos en escuelas ahora los veo diferente porque ya pienso que dentro de algunos año mi pequeñito va a estar como ellos y eso me motiva mucho”, aseguró el oficial.

José recordó que la noche anterior al nacimiento de su hijo estuvo llena de preocupación.

“Yo trabajo en un rol de seis días libres por seis días de trabajo y entraba a trabajar precisamente el 5 de abril, pero salí de la casa un día antes para dormir en la delegación porque entraba a las 5 a. m.

“Cuando me despedí de mi esposa, a las 6 p. m., ella estaba bien, sin dolores ni nada y a las 8 p. m. me llamó para decirme que se sentía muy mal. A la 1 a. m. me volvió a llamar y me dijo que estaba con contracciones y que iba a llamar a la mamá para que la acompañara al hospital, pero aún no creíamos que fuera a nacer”, recordó Vargas.

A las 5 de la mañana, ya cuando estaba listo para entrar en servicio, el policleto recibió otra llamada en la que le avisaron que su hijo estaba a punto de nacer.

El jefe del nervioso oficial le dio permiso de irse y cuando José llegó al hospital de Guápiles entró corriendo a la sala de partos aún con el uniforme puesto.

“Mi hijo estaba terminando de nacer, me hubiera gustado estar apoyando a mi esposa durante todo el parto, pero no me dio tiempo”, expresó el oficial quien poco a poco se ha ido acostumbrando a la vida de papá y que disfruta al máximo de cada experiencia que vive con su hijo y con su esposa. Espera que Dios le dé muchos años de vida para disfrutar al máximo de su bella familia.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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