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Desamparadeño morado recogió con mucho gusto la basura que dejó el festejo saprissista en la fuente de la Hispanidad

En un puro "oe, oe, oe, oe, Monstruo, Monstruo" fiebrazo le metió escobón a casi media tonelada de desechos

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La felicidad se le notaba en la cara desde un kilómetro de distancia, la sonrisa era de oreja a oreja, estaba breteando duro, pero cantando y silbando de la contentera.

Cuando nos acercamos para hablar con don Pablo Ramírez, él nos confirmó que nada le quitaba la felicidad por el título 34 del Monstruo, ni el hecho de estar desde las seis de la mañana dándole duro al escobón recogiendo casi media tonelada de basura que dejaron los festejos de los morados en la fuente de la Hispanidad.

“Es que así da un gusto trabajar. No hay problema, llevamos casi cinco bolsas gigantes de basura recogidas y si hubiesen sido mil, con todo amor las recojo. El Saprissa de mi corazón quedó campeón y esta felicidad que tengo en el pecho no me la quita nada”, fue lo primero que nos dijo cuando paró de cantar oe, oe, oe, oe, Monstruo, Monstruo.

Mañaneó porque entra a bretear a las seis de la mañana, desde las cuatro de la madrugada ya estaba despierto y eso que se acostó al filo de la media noche.

“Los penales los viví con mucho estrés, la verdad me puse muy nervioso, ¡ay, pero cuando ganamos el título brinqué y brinqué de la felicidad! No puedo mentir, sufrimos más de la cuenta, pero creo que así nos supo más rico el título”, afirmó.

Don Pablo es vecino de Desamparados y tiene 53 años. Este domingo que recién pasó, mientras celebraba la 34, recordó el fiestón que también disfrutó cuando su amado Saprissa logró el hexacampeonato, entre 1972 y 1976.

“Esos también fueron años muy lindos, por eso soy morado, porque Saprissa solo alegrías le da a uno en la vida. Por eso le repito, hoy estoy más que feliz y limpio con buen gusto, de hecho estoy volando en el trabajo, como ando tan contento, recojo y recojo como loco”, explicó.

En la casa vivió el partido muy tranquilo, pero con mucha fe. Tiene tres hijos y no sabe ni por qué uno se le hizo manudo, con ese no vio el partido, pero en media celebración del título vieran que no se le olvidó mandarle un mensajito por WhatsApp.

“Simplemente fue un mensajito para que recuerde quien es papi”, comentó muy alegre.

El ahora desamparadeño nació en Miramar de Puntarenas; sin embargo, como él mismo dice: “nací cerquita del mar, pero mi sangre es completamente morada”.

Sobre pasar y pasar el escobón desde tan temprano para recoger tanta basura, explicó que “es mucha, pero no fue tantísima como cuando hay celebración de la Sele”.

Nada le quitó las ganas de celebrar. “Al momento de la celebración también me acordé que la fuente de la Hispanidad iba a estar hasta el copete de basura y a mí me tocaría recogerla con mis compañeros, pero no me importó. Cuando Saprissa nos alegra tanto el corazón, uno como que trabaja en el aire de la felicidad”, reconoció este empleado de la empresa Servicios Rápidos, que es la que le brinda el servicio de limpieza de calles a la muni de Montes de Oca.

Y bueno, tuvimos que dejarlo tranquilo porque ya el carretillo que tenía se le había cargado de “basura campeona”, como don Pablo la llamó.

“Espero con mucha fe estar recogiendo otra vez lo que quedó del festejo saprissista el próximo campeonato, podría hacerlo el resto de mi vida porque a Saprissa lo llevo en el alma desde que nací”, dijo este porteño de nacimiento y morado de corazón.

No llegó a trabajar forrado de morado porque la camiseta que tiene la sudó con todo amor la noche anterior.

“Me la puse para celebrar el título, quería traerla al trabajo, pero tomé la decisión de usarla el día de la 34, si hubiese tenido dos, hoy estaría con la piel del Monstruo encima; sin embargo, no me arrepiento, la que quedó en casa es campeona”, concluyó.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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