Eran las 5 p.m. en punto cuando Alajuelense lanzó un anuncio en sus redes sociales que nadie esperaba ni vio venir. Se trata del fichaje del volante de 24 años, Kevin Cabezas, proveniente del Municipal Liberia.
La noticia tomó por sorpresa a, prácticamente, todo mundo, pues no hubo un solo periodista que anticipara la llegada de quien fuera una de las piezas más habituales del once pampero, jugando todos los partidos del torneo.
Durante el campeonato el futbolista demostró tener buena pata en la media distancia, clavó cinco goles, la mayoría de ellos fuera del área y puso dos asistencias.
En un partido, en el Colleya Fonseca, ante Herediano hizo un par de pepinos que pusieron hablar a muchos de su potencia y condiciones, algo que no se ve mucho en Tiquicia.
Antes de llegar a los Coyotes, Kevin estuvo en Carmelita, donde se formó en la academia Wílmer López en Alajuela.
“Inicié a los 12 años en la academia Wílmer López de Carmelita, pero al ser muy pequeño no tuve tanta oportunidad y regresé a casa. Después me incorporé a la Academia de San Rafael de Poás de Alajuela, que tenían los formadores José Joaquín Alfaro y José Alfaro Lobo, con los cuales gané varios torneos de Linafa, tanto a nivel regional como nacional.
“Al estar en Carmelita, tuve que dejar de trabajar en el bar y como no tenía dinero, empecé a vender pan que hacía mi mamá (Karen Rodríguez). Con ese dinero pude costearme el transporte todos los días, desde San Juan de Poás hasta el estadio de Carmelita, y con mucho esfuerzo pude ser tomado en cuenta para el primer equipo”, comentó Cabezas.