Marcos Flores, de 36 años y vecino de Aquiares de Turrialba, perdió un diente y le quebraron una prótesis dental, al ser brutalmente agredido por un jugador en pleno partido el pasado viernes.
Flores es el árbitro que fue agredido el viernes anterior en Santa Cruz de Turrialba, en el famoso torneo La Independencia, que reúne a los mejores equipos de la zona.
El árbitro nos contó que, además, tiene hinchado el pómulo y perdió el conocimiento por al menos 30 segundos, tras recibir un puñetazo de costado por el agresor.
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Flores nos contó el contexto, cómo ocurrieron los hechos.
Era el minuto 97 de un partido entre La Pastora y Calle Vargas, que iba 1 a 1. El que ganaba seguía vivo en el torneo.
Dice que tras un córner, un jugador de La Pastora bajó la bola con la mano, pitó penal y se armó una pelea entre el joven que lo agrede (no fue el que cometió la pena máxima) y un rival, él decidió expulsar a los dos.
“Yo sigo con el penal y se me viene el muchacho por detrás y me ‘gorrea’ (recibe el golpe de sorpresa). No lo vi venir, solo sentí el golpe, se me fueron las luces, me dio en la parte de la cien. Tengo un hematoma en el ojo izquierdo, perdí un diente, me quebró la prótesis dental y tengo el pómulo inflamado del lado izquierdo”.
Qué pecado
“Quedé aturdido, como atontado, mi reacción fue de cólera, de ira, quería saber quién había sido, pero me dijeron que ya se había ido el muchacho”.
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Al árbitro lo ayudaron a reincorporarse y lo llevaron al camerino donde se recompuso. La buena noticia es que este domingo, Flores volvió a arbitrar, pero en otro campeonato.
Expresó que los capitanes y los técnicos de los dos equipos le expresaron su solidaridad y repudiaron la acción del agresor.
El juego lo dio por terminado, pero pasó a la siguiente ronda, Calle Vargas. “No sé si hubo acuerdo o por qué pasó eso”, explicó.
Uno sabe que los árbitros están expuetos, pero uno no espera que le pase",
— Marcos Flores, árbitro agredido
El árbitro dijo que él también es jugador de canchas abiertas, que tiene dos niñas, una esposa y que definitivamente esas cosas no deben pasar.
Su hija menor, de seis años, fue la más impactada. Cada vez que ve el video dice: ‘Qué pecado con papi’. La mayor, en cambio, entiende un poco más lo sucedido.
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“El fútbol no da para tanto. Es para divertirse, yo también soy futbolista y uno se desestresa, no es para que pasen estas cosas”, añadió.
Flores asegura que, pese al dolor físico y emocional, lo que más le duele es que un partido de fútbol terminara de esa manera.