Si el Apertura 2017 lo ganara el equipo que genera más emotividad entre la afición habría que entregarle la corona a Alajuelense.
Los manudos se lucieron y no solo tendrán este domingo en el clásico al "Combo Badú", grupo que le ponía sabor a los partidos cuando Valdeir Viera dirigía al club, en 1996, sino que también llevarán desde Limón a Marvin Gordon, un fiebre manudo que en la época del entrenador brasileño hacía de las suyas en las gradas dando instrucciones.
De hecho, Mauricio Montero, asistente técnico rojinegro, recordó este viernes que en una ocasión Vieira invitó a Gordón para que estuviera en el banquillo en un juego ante Belén.
A sus 66 años, buscamos a don Marvin en Limón para que nos contara qué ha sido de su vida y cuánto lo emociona volver a pisar este domingo la famosa Catedral rojinegra.
–¿Desde cuándo es liguista?
Desde muy pequeñito, alrededor de los seis años.
–¿Y por qué?
–Porque esos fueron los colores que siempre me llamaron la atención.
–¿No sería acaso porque su padre (Édgar Gordon) era manudo?
–No, él era herediano. Él fue jugador de fútbol.
–¿Recuerda hoy cuál fue el primer nombre de un jugador alajuelense que llegó a su memoria a lo largo de estas seis décadas?
–Sí, ese señor que era portero (Carlos Alvarado), que tenía un lugar donde vendían gasolina (una estación de servicio) en Alajuela.
–¿Qué recuerda de él?
–Sus atrapadas. Luego fue cuando comencé a darme cuenta de muchos otros nombres.
–¿Cuál o cuáles han sido los jugadores que más ha admirado?
–A muchos, por ejemplo, al mismo don Carlos, “el Aguilucho”; "Tribilín" González y Juan Ulloa; a estos dos últimos daba gusto verlos jugar. Eran una maravilla.
–¿Alguno otro en especial?
Sí, claro, Juan José Gámez, la “Hormiguita Manuda”, era un deleite de mediocampista.
–¿Cómo puede ejemplarizar su pasión por la Liga Deportiva Alajuelense?
–Todos saben que seguí al equipo adonde fuera. Nunca falté a ningún encuentro.
En una ocasión llegué tarde al estadio y el bus con los muchachos ya había salido para Nicoya porque al día siguiente jugábamos contra la Asociación Deportiva Guanacasteca. Entonces a como pude corrí, me fui para la parada y viajé en uno regular. Llegué de noche. No sabía dónde estaban. Dormí en una celda de la cárcel y al día siguiente una patrulla me llevó hasta donde ellos estaban. Regresé con el plantel.
–¿Entonces usted viajaba en el bus de Alajuela?
Sí, porque yo me gané la confianza de todos ellos, los presidentes y jugadores. Me querían mucho porque lo que les recomendaba era positivo.
LEA MÁS: Le puede interesar: La dirigencia manuda resucitó los clásicos a las 11 de la mañana, en el Morera.
–¿Es entrenador?
–Claro, hice cursos con mi hermano Rodolfo (Ferguson), Eduardo Viso y Hugo Tasara.
–Usted se caracterizó por dirigir desde los alrededores de las canchas...
–Sí, claro, lo hice en casi todos los juegos, no me perdí ninguno.
–¿Cuál fue la instrucción más común que dio?
–Me gustaba un juego de rotación donde todos atacaban y todos defendían. Todos aprendían la lección.
–¿Usted nunca paró de gritar?
–No, especialmente cuando las cosas no salían bien.
–¿Tuvo problemas con los entrenadores por meterse con su trabajo?
–Nunca, siempre me respetaron mi opinión ,
LEA MÁS: Lea también: El viejo "Combo de Badú" le pondrá sabor al clásico.
–¿Ninguno reaccionó quisquilloso?
–Ninguno, siempre se portaban a la altura porque siempre tuve la razón.
–¿Algún jugador se molestó por sus órdenes?
– "Squirt" (Mario Barrantes). Sin embargo, luego me llamó para disculparse conmigo.
–¿Y por qué fue el regaño?
–Porque se dejaba mucho la bola, se la quitaban y eso se convertía en peligro contra nuestra propia meta.
–¿Un entrenador que le llamara la atención?
–Badú Vieira. Fue un gran amigo. A los jugadores les recetaba sandía antes de los partidos y luego les repetía la dosis.
–¿Que piensa de Benito Floro?
–Hay ocasiones que a los entrenadores no les llega la suerte.
–¿Por qué Alajuela anda con ese rendimiento tan bajo?
–Porque a los jugadores les falta la confianza o no se las han dado para creérsela que pueden salir de este bache. Una vez que se sobreponga Alajuela vuelve a salir a flote.
LEA MÁS: Lea también: No más inventos en la alineación manuda.
Dura realidad
Pese a su gusto por Alajuelense, don Marvin debe pulsearla y mucho para salir adelante. Por ejemplo, la Liga le mandó los tiquetes de bus, le pagará un hotel y es posible que lo lleve a una famosa tienda de Alajuela para comprarle una mudada y que llegue bien guapo al homenaje de este domingo.
Gordon fue sincero y nos contó un poco de su realidad.
–¿Tiene hijos?
–Sí, una pareja, a quienes les ayudé cuando estaban pequeños. El varón se llama Eduardo y la mujer Sandra. Ellos viven en Estados Unidos y México, respectivamente. Tienen vida aparte y de vez en cuando se acuerdan de mí y me ayudan.
–¿Estudió?
–Sí, aquí en Limón. Fui a la escuela y al colegio. Sin embargo, salí cuando cursaba cuarto año.
–¿Qué le hubiera gustado estudiar?
–Aún quiero hacerlo. Me gustaría aprender a arreglar radios, televisores y cocinas eléctricas.
–¿Cómo se ganó la vida?
–Trabajando como carpintero y ebanista. Ese oficio lo aprendí de muy joven, gracias al maestro Trino Castro. Él fue una de las personas que más me ayudó.
Tome nota |
---|
Las puertas del estadio se abrirán este domingo, a las 9 a. m. La Liga vendió toda la taquilla y recaudó ¢45 millones. |
–¿Y qué pasó?
–Trabajaba con una compañía en San José y me mandaron con otros compañeros a Limón para integrarme en lo que en aquellos años era la construcción del nuevo edificio de la Corte.
Luego, algún tiempo después, me di cuenta que el maestro de obras era un envenenado saprissista. A mí me despidieron porque él alegó que era por problemas económicos, pero yo creo que fue porque yo era muy manudo.
–¿Qué hizo luego?
–Trabajé en el muelle con la empresa ANFO. Ahí llegué a pensionarme.
–¿Cuánto recibe de pensión?
–Alrededor de ¢130.000 mensuales. Pago ¢40.000 de alquiler; la pensión no me alcanza.
–¿Cómo resuelve los problemas todos los meses?
–La plata no me alcanza. Hay que hacer un montón de milagros. La gente a veces me ayuda.
–Lo veo que viene a almorzar donde las monjas (Misioneras de la Caridad, de la orden de la Madre Teresa de Calcuta) y me cuentan que hay veces que esto es lo único que come durante todo el día. ¿Es esto cierto?
–Sí, voy muchas veces. Especialmente cuando se me acaba la plata y siento mucha hambre.
–En otras palabras, cuando se le acaba la pensión...
–Sí y es ahí cuando el hambre golpea más. A cualquier hora, porque hay veces que no tengo para el desayuno, el almuerzo o me acuesto sin comer durante todo el día.
–¿Los familiares no le ayudan?
–Sí, pero no como antes, porque ya no los tengo tan cerca.
–¿Vive solo?
–Sí, mi condición económica me impide vivir con una mujer. Por la falta de plata no puedo tener una compañera. Quizá la consiga con el dinero que me repare un trabajito o un capital.