El estadio Ricardo Saprissa está de manteles largos y una de las personas que prácticamente vio nacer a la Cueva, hace 50 años, y que ha sido testigo de sus más grandes momentos es doña María de los Ángeles Echeverría.
Esta fiel aficionada, vecina de Rohrmoser, tiene 75 años, pero desde que era una chiquilla iba con su hermano José Julio a ver al Saprissa entrenar (a veces con la desaprobación de su mamá, doña María Lila Sáenz) y así fue como aprendió a amar los colores morado y blanco.
“Siento que al estadio le falta una manita de pintura, sé que se le han hecho cosas, pero sería bueno meterle plata”.
— Mary Echeverría, socia del Saprissa.
Doña Mary, como es conocida por sus familiares y amigos, se hizo socia del equipo cuando llegó a las 15 primaveras y para convertirse en abonada del club de sus amores fue presentada ante la directiva de la “S”, por nada más y nada menos que don Ricardo Saprissa.
Echeverría es de esas saprissistas que no destiñen, su amor por el Monstruo va más allá y así como lo hizo su hermano cuando ella era una pequeña, ella se ha encargado de heredar su pasión por el club a sus hijos y sobrinos.
Privilegiada
Doña Mary recordó que cuando era una niña su hermano la llevaba a ver los entrenamientos del club en Plaza Víquez. Ahí veía a jugadores como “Flaco” Pérez, Rodolfo Herrera, “Catato” Cordero, “Chico” Hernández y Edgar Marín.
“En ese tiempo no era común ver a una chiquita en entrenamientos de un equipo de fútbol ni mucho menos en un partido, pero mi papá, Tomás Echeverría, me dejaba ir. Él fue directivo del Club Sport La Libertad, pero al igual que él, aficionados de otros equipos de ese entonces se hicieron morados cuando a sus equipos les iba mal.
“Cuando Saprissa jugaba en el estadio Nacional yo también iba con mi hermano, iba en vestido porque ¡Dios guarde hacerlo en pantalones! Ya para eso tenía como 8 años. Y cuando llegué a los 15 me hice socia, mi hermano era directivo y con él yo andaba para arriba y para abajo viendo a Saprissa”, contó.
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Echeverría asegura que en ese tiempo, para hacerse socio del equipo, había que ser presentado por algún directivo. Su hermano era vocal pero no podía presentarla y se ofreció a pagarle la membresía los primeros años, que en ese entonces era de ¢2.50.
“Don Ricardo Saprissa me llamaba ‘Marielitos’ y él escuchó a mi hermano hablar sobre el tema de mi presentación y él se ofreció a hacerlo.
La directiva se reunía los lunes, después de cada partido, y ese día yo me quedé esperando a mi hermano hasta las 11:00 de la noche, pero me dormí, no lo vi y al día siguiente a las 5:00 a.m. le estaba preguntando si me habían aceptado. Ya me iba a poner a llorar, porque no me decía nada, pero al final se aprobó”, manifestó.
Una locura
Cuando la Cueva se inauguró, el 27 de agosto de 1972, doña Mary estaba estudiando fuera del país, por lo que se perdió la apertura del estadio, pero apenas volvió lo primero que hizo fue ir a ver a su amado Saprissa.
Recordó que los primeros palcos se ubicaron donde hoy está la gradería de sol sur. Ya luego, sus sillitas de palco se trasladaron al sector este, donde se ha tirado más de un partido.
“Muchas veces mi hermano tenía que estar abajo, porque él ayudaba con las tarjetas de los jugadores y entonces yo me sentaba con las esposas de los jugadores.
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“Y gracias a mi hermano fui a ver a Saprissa a todo lado, iba para arriba y para abajo con él. Conocí Turrialba, Nicoya, Limón y mi mamá se ponía furiosa, nos decía ‘eso es de hombres’, pero mi papá sí me dejaba ir, hasta recuerdo que en Turrialba nos tiraban huevos porque Saprissa goleaba”, manifestó.
Doña Mary comentó que las primeras idas al Ricardo Saprissa eran una locura.
“Saprissa se ha caracterizado por tener mucha afición, grandes taquillas, no pude ir al primero, pero ya luego pude ir y veía a la gente orgullosa de que teníamos un estadio, de que no era municipal, sino propio”.
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“Mi mamá siempre nos decía ‘primero falta el árbitro que ustedes’ y así era, no me perdía juego alguno. Recuerdo que los hombres iban con pantalón de vestir y una camisa de botones, en ese tiempo no se acostumbraba a usar las camisas de los equipos y mucho menos una mujer”, afirmó.
Esta bióloga y profesora de fisiología contó que cuando ya estaba más grande comenzó a armar su colección de camisas del Saprissa.
La Cueva. En el Ricardo Saprissa se han realizado 1.123 juegos de primera división, 35 partidos de torneos de copa, 298 juegos internacionales y 62 encuentros de la Selección Nacional. El primer primer encuentro de la primera división fue el primero de abril de 1973, un clásico que ganó Saprissa 2-0 ante Alajuelense.
— Christian Sandoval, estadígrafo.
“Mis primeras camisas las compré en la década de los ‘80 por ahí; y yo me las compro o mis hijos (Luis, Ricardo y Fernando) me las regalan, para un cumpleaños o el Día de la Madre.
“Soy socia y accionista, tengo dos acciones y tengo algunos artículos, y uno de los más preciados es un llavero que don Ricardo Saprissa le dio a mi papá y mi hermano lo tenía guardado y me lo dio... Ahora me lo llevo para los partidos importantes, porque es un talismán para mí”, destacó.
Amor que trasciende
Desde que la Cueva abrió sus puertas, doña Mary ha estado ahí para disfrutar muchos de los momentos gloriosos del Monstruo.
“Tengo 75 años de edad y 70 de ser saprissista y he ido a muchísimos partidos de campeonato, amistosos y juegos internacionales. Últimamente me da miedo manejar de noche, pero como nada me detiene, si voy sola al estadio me pido un Uber y así me voy al estadio”.
“A inicios de semana pregunto si alguien me desea acompañar, a veces voy con mis hijos o me acompañan mis sobrinos, todos somos morados, solo tengo una nuera liguista y la vacilamos mucho”, dijo.
¿Para doña Mary qué representa Saprissa?
“Cuando pienso en Saprissa (es) algo así como el éxtasis lo máximo, es una mezcla de sentimientos míos y familiares. Esto ha unido a mi familia por años. Cuando pienso en Saprissa estoy feliz, contenta, a veces pierde y no quiero ver periódicos, pero luego ya se me pasa.
La inauguración: El estadio se inauguró el domingo 27 de agosto de 1972. Don Ricardo Saprissa efectuó el saque de honor con 16.182 aficionados presentes. Se calcula que más de 150 mil personas vieron estos actos a través de la televisión. El primer encuentro oficial en el Ricardo Saprissa lo protagonizó el Comunicaciones de Guatemala.
“Soy fiel pero no fanática y no me peleo. Algunos de mis jugadores favoritos son el “Flaco” Pérez, Marco Rojas, José Francisco Porras, Erick Lonis - que de paso me encanta su programa - Hernán Medford, Paté y ahorita Youstin Salas, Alvarito Zamora y Luis Paradela”.
“Algunos exjugadores me han dolido porque se fueron, pero si no quieren estar, que no estén. Celso (Borges) me dolió un poco más, pero que le vaya bien, igual no quedó campeón con la Liga”, expresó.