Este Toyota Land Cruiser despierta suspiros por donde sea que pasa

Un hermoso Toyota Land Cruiser del año 1977 totalmente modificado causa admiración y roba suspiros cuando se traslada de La Trinidad de Alajuela a Santa Bárbara de Heredia.

Ese es el trayecto que utiliza Humberto Benavente, dueño del hermoso vehículo, para ir a su trabajo.

Ese color azul tan intenso que tiene el carro, hizo que un amigo le pusiera El Pifuto, pero don Humberto no lo ha bautizado y no lo tiene entre sus planes.

El chuzo lo adquirió hace ocho años, más o menos, al comprárselo a su papá. Eso sí, no lo dejó como estaba, sino que lo modificó a su gusto. Lo primero que hizo fue quitarle el color crema original por el azul eléctrico que luce ahora.

“Se modificó desde cero. Se le cambió el motor, la caja de cambios, las llantas, se le pusieron frenos en las cuatro ruedas, se le cambiaron los winches, los esnórkeles”, mencionó.

“También le quitamos los estribos, la consola para el radio y los asientos tambień, pues se pusieron otros y se tapizaron. Prácticamente el carro se cambió en su totalidad”, expresó el alajuelense.

El carrito llama tanto la atención que una vez iba a realizar un anuncio comercial por ser tan lindo y llamativo.

“Ese día lo había dejado en el trabajo y al final no me contactaron. Era para un comercial de la Cervecería de Costa Rica. Al final vi que utilizaron un auto parecido”, añadió.

Por eso, no es de extrañar que a la gente le llame la atención y le pidan fotos o simplemente disfruten la oportunidad de admirarlo.

“Yo no lo dejo en la calle nunca, la gente lo ve para una foto y cosas así y algunos me llegan a ofrecer dinero”, confesó.

El alajuelense dice que no tiene problema en venderlo si le llegan un precio que él considere justo. De momento, ninguno le ha hecho una oferta buena como para vender su hermoso chuzo.

“El que sabe de carros sabe lo que es este, los gringos, los canadienses son los que más ofrecen. Usted sabe, todo tiene un precio, pero la idea es no venderlo, pero si el precio es bueno no tendría problema en venderlo”, dijo Benavente.

El carro está con toda la pata y nunca ha dejado botado a su dueño, quien está muy orgulloso de tenerlo.

De momento, solo lo maneja Benavente y en alguna ocasión el mecánico, cuando toca revisarlo.

“También mi tata lo usa cuando hay que llevarlo a algún lado y yo no puedo o el mecánico que necesita manejarlo”, nadie más, aseguró su dueño.

Dice que el chuzo tiene un significado sentimental, pues como era de su papá, le tiene un cariño especial.