José Murillo, como tantos miles de personas más, sintió el golpe de la pandemia en el bolsillo y tuvo que ver cómo hacía para generar ingresos.
Lo que se le ocurrió no fue algo en lo que había pensado al inicio, pero debió hacerlo: vender algunas de las camisetas que con tanta pasión y entusiasmo ha coleccionado durante unos 20 años.
Hace poco más de un mes, por ejemplo, vendió una de Wálter “Paté” Centeno en cien mil colones a otro coleccionista. Con ventas de este tipo ha conseguido el sustento en los últimos cuatro meses.
José cuenta que se ha ganado al menos medio millón de colones en ese tiempo gracias a trece camisetas originales que fueron utilizadas por jugadores y que en algunos casos estaban incluso autografiadas. Aún tiene unas 50 chemas así. Saque cuentas.
Eso sí, tiene ocho que nunca vendería.
José nos contó su historia a raíz de un reportaje que hicimos de Jonathan Sibaja, quien rifa una chema original de la Liga que utilizó en el equipo y que le va a servir para generar ingresos pues no tiene trabajo.
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“Tengo tres años de trabajar con Coopesa, que es una estación reparadora de aviones y la aviación está parada, las fronteras están cerradas, hasta ahorita está empezando otra vez”, explica José.
Sin aviones en mantenimiento o reparándose no hay cómo José pueda obtener ingresos y la situación lo estaba empezando a preocupar.
“Recibí una carta en abril y me mandaron tres meses a la casa sin goce de salario, con suspensión laboral, vencía en julio y faltando quince días llegó una segunda carta por tres meses más, esa vence el 30 de setiembre, son cuatro meses sin trabajo y sin salario”, detalla.
“Hace un mes tuve la idea de reinventarme, de generar ingresos y se me ocurrió vender camisetas de fútbol. Mi esposa decía ‘¿quién le va a dar plata por eso?’, pero yo sabìa que tenía que haber gente apasionada por el futbol que las valore y lo subí a Facebook; alguien lo vio, me localizó y me compró tres de un solo tiro”.
Esa persona le hizo esa primera compra y también le dio el bolado que le ha servido de impulso para seguir con la venta de las chemas.
“Me dijo que en Facebook hay un grupo de coleccionistas de camisetas y me invitó a unirme y ya he vendido trece. Mis camisetas tienen un plus, son originales, viejas y de exjugadores. No son compradas en tiendas”, dijo.
Con historia
Pero además, las camisetas de José, vecino de Santa Bárbara de Heredia, tienen historia. Algunas han salido campeonas, otras han sudado por todos los terrenos de juego del paìs y otras ya ni siquiera se consiguen.
¿Por qué José tiene tantas camisetas?
Es fácil. Fue jugador y estuvo en los dos clubes grandes del país.
“A la edad de once años entré a la escuela de fútbol de Saprissa, en el 75, tuve de entrenador a Odir Jacques y a Guillermo Valenciano y estuve cuatro años. Subí a mosco y a la cateogorìa infantil, hasta 1979. El compañero que destacó más a nivel nacional fue Carlos Vivó hijo”, explicó.
Después pasó a la acera de enfrente, aún en ligas menores. “Soy morado, pero vivía en Alajuela centro, me mantuve viajando hasta Tibás, luego por asunto de colegio, el horario se complicó y en el año ochenta ingresé a Alajuela infantil, luego al juvenil y promesas hasta el ochenta y cuatro″, detalla.
“Tuve a Cuca Herrera como entrenador y de compañeros destacados a Ricardo Chacón y al Alemán Sánchez. Ya era tomado en cuenta en los entrenamientos de la primera. Yo era volante y estaba con Alvaro Solano, Juan Cayasso y Oscar Ramírez (con los que tenía que luchar un puesto), Raquel Ledezma, Tomás Segura. La Liga era un equipazo”.
Fue con esos contactos que consiguió muchas de las camisas; otras se las dieron amistades que conocían su gusto por coleccionar.
José dice que con 17 años trabajaba en el aeropuerto y empezó a desviarse un poco del futbol y con 18 años se casó, tuvo una hija y se desvinculó por completo de las canchas.
Bendición
Esas camisetas son una bendición para José porque le han significado el sustento para su familia. Por eso entiende perfectamente la situación de Jonathan Sibaja. “Debe quedar claro que yo lo estoy haciendo por una necesidad, por la pandemia, si no probablemente no las vendo”, explicó.
Dijo que depende de la chema, las vende en 30 mil colones, en 40 mil y en 50 mil colones y la de Paté, que se fue de cien mil pesitos.
“En realidad yo no tengo experiencia en esto de las camisetas ni en poner precio. A mí me ofrecen y cuando me dijeron ese precio por la chema del Paté se fue”, dijo.
Si a usted le gustó alguna de las chemas de don José tiene dos formas para localizarlo, mediante el Facebook José Murillo Víquez o al WhatsApp 8882-5486.
Las consentidas
Estas son ocho camisetas que no tienen precio y se quedarán con don José.