En un fútbol lleno de polémicas, reclamos, acusaciones y dimes y diretes, Johnny Chaves representaba la decencia y el señorío que, en muchas ocasiones, se ha perdido.

Jafet Soto, gerente general del Herediano, fue uno de los que asistió a la misa para darle el último adiós a un entrenador y figura que considera se le debe tomar como un ejemplo de buen comportamiento.

“Es un maestro, que lo más importante es el legado que deja, el cual es completamente sano, limpio, puro; una persona que nunca negó el conocimiento a nadie y merece el reconocimiento del fútbol de Costa Rica.

“Johnny era un caballero, una persona que nunca se le escuchó de un problema o hablar mal de nadie, por eso insisto que eso el fútbol se lo tiene que reconocer”, dijo Jafet Soto a La Teja a la salida de la ceremonia.

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Para Soto, el aprendizaje que instauró Chaves en muchos jugadores y entrenadores, se debe aprovechar.

“Él tiene muchos discípulos, José (Araya, asistente de Grecia que trabajó siete años con Chaves), Omar Royero, Geiner Segura, mucha gente que estuvo al lado de él y no necesariamente como asistente. Que lo recordemos como tal, es parte del legado que deja, principalmente en temas de preparación y de alta exigencia”, añadió.

Jafet considera que una forma bonita de reconocerlo sería dedicarle algunos de los torneos venideros del fútbol nacional.

Ejemplo a seguir

Otro que considera que el comportamiento de Chaves debe ser imitado en el fútbol nacional es Diego Giacone, asistente técnico de Sporting y quien también asistió a las honras fúnebres.

“Jamás tuvo un roce con nadie, una mala cara con alguien, un entrenador totalmente respetuoso del arbitraje, de la afición, de sus colegas, es una persona que se va a extrañar y, en ese aspecto, que marca un camino”, comentó Giacone.

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Chaves fue más que un colega para Diego y su hermano, José, técnico de Sporting, fue literalmente un maestro para ellos, pues fue profesor de los cursos cuando sacaron la licencia de entrenador.

“Nos demostró que era alguien que tenía mucho conocimiento, nos ayudó mucho en eso y después de enfrentarlo en la cancha en muchas ocasiones nos demostró eso que te digo del respeto. Gane, pierda o empate, siempre había una cara de cordialidad y un saludo noble.

“No es fácil para un entrenador manejar todas esas situaciones luego de un partido, pero él sí las tenía dentro de él, nos quedan muchas cosas de tomar de una personalidad como la de Johnny”, agregó.