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Jovencita cruzará el Atlántico en velero y solo comerá alimentos deshidratados

Greta Thunberg estará dos semanas en altamar y terminará su recorrido en la ciudad gringa de Nueva York

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Greta Thunberg es una güila de armas tomar, ya que cruzará el Atlántico en velero sin tener experiencia.

Para conseguirlo solamente comerá alimentos deshidratados y utilizará una cubeta como baño, durante dos semanas.

Ella reconoce que hacer el recorrido en un velero de competición no es el medio más cómodo para hacerlo, pero aún así se mandó valiente.

Esta activista sueca, de 16 años, decidió utilizar el único medio de transporte a su alcance capaz de llevarla hasta Nueva York sin generar emisiones de carbono.

“Fui a navegar ayer, para probar, y fue muy divertido. Así que creo que esto se parecerá bastante a una aventura”, declaró a bordo del Malicia II, un velero de competición de 18 metros de largo atracado en el puerto inglés de Plymouth.

Era la primera vez que navegaba, y se mareó, según cuenta, aunque esto "te lo puedes esperar".

Pierre Casiraghi, un miembro de la familia real de Mónaco, le ofreció su barco gratuitamente para que recorriera las 3.000 millas náuticas (5.556 kilómetros) hasta Nueva York. Lo pilotará él, junto al marinero alemán Boris Herrmann.

El “Malicia II”, un velero monocasco con planchas de aluminio que favorecen su flotación, fue armado en 2015, y desde entonces fue equipado con unos modernos paneles solares y unas turbinas marinas.

Estas generan más electricidad de la necesaria para hacer funcionar sus instrumentos de navegación: pilotos automáticos, destiladores de agua y un laboratorio de abordo que analiza el agua para averiguar los niveles de CO2.

En su interior, es oscuro, angosto y funcional.

Fue ligeramente adaptado para Thunberg, que viajará con su padre, Savante, y un cineasta, para los que se añadieron unos camarotes de estilo hamaca, colchones y cortinas.

El barco no tiene cocina, más allá de un hornillo de gas para calentar agua y así rehidratar los paquetes de comida vegana liofilizada (el único combustible fósil empleado a bordo).

El retrete es una cubeta de plástico azul, que lleva escrito en rotulador negro "Solo caca, por favor", y que se usa con una bolsa biodegradable que puede tirarse al mar una vez utilizada.

“El modo de vida en este barco es algo así como una acampada en la montaña, tienes un colchón y un saco de dormir, una cama y ya está”, explicó Herrmann.

Algo increíble

El marinero afirma que algunos creen que llevar a tres personas que no tienen experiencia en navegación para una travesía tan ardua es algo "loco", pero él afirma que no teme por su seguridad, solo porque se sientan cómodos.

Herrmann ha navegado por todo el mundo tres veces y estará apoyado por un equipo en tierra, que seguirá los movimientos del barco y los cambios del clima.

El velero puede viajar hasta a 35 nudos (70 km por hora), pero Herrmann afirma que irán un poco más despacio, sobre los 10 nudos (20 km por hora).

Además, tomará una ruta un poco más larga de la habitual para intentar evitar las peores tormentas.

El “Malicia II” -cuyo nombre obedece al ancestro de Casiraghi que se apoderó de Mónaco, conocido como “el malicioso”- está diseñado para navegar de forma rápida y suave, tiene piezas diseñadas para hacer difícil que dé una vuelta de campana.

“La seguridad, realmente, no es un problema”, declaró Herrmann, mientras llevaba a cabo los últimos preparativos.

"Más bien, es que esto es algo que nunca ha ocurrido antes, que alguien con cero experiencia en navegación se meta en un barco así y cruce el Atlántico, es algo inaudito", explicó.

“Esto solo muestra algo sobre Greta, muchas de las cosas que hace son insólitas”, indicó.

La propia Thunberg asegura que no está asustada, lo único que le preocupa es no estorbar.

"Creo que pasaré mi tiempo leyendo mucho, y sentándome y contemplando el océano. O, simplemente, paseando por el barco", comentó.

La nave tiene un timón que puede usarse manualmente, pero la tecnología de abordo hace que el pilotaje del barco se parezca más al de un avión que al de un velero.

“El piloto automático está activado, el barco está navegando, y entonces vemos las previsiones meteorológicas, la producción y consumo de energía, comprobamos que todos los sistemas funcionan bien y vamos vigilando.

"Para eso nos turnamos, probablemente, trabajamos una hora, descansamos otra, nos alternamos las noches de sueño.

“El objetivo es llegar sanos y salvos a Nueva York”, indicó Herrmann.

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