Los mexicanos Sergio Regalado, padre e hijo y del mismo nombre, todavía no se recuperan del platal que tuvieron que pagar por las entradas para ver a su amado Tri.
Aseguran que las compraron apenas salieron a la venta y aunque reconocen que les salieron carísimas, su pasión por el fútbol y la posibilidad de venir a Tiquicia pudo más.
“Estamos alegres por venir a un país tan lindo como Costa Rica, pero qué bárbaros con el precio de las entradas, nos golpearon gacho, estos precios son de Europa”, explicó Sergio hijo, quien antes ya había estado en el país y por eso motivó al tata a venir.
“Es un hecho que no viene bien el equipo, pero no creo que perdamos, lo peor que nos puede pasar es un empate”. Sergio Regalado, aficionado mexicano.
Ambos son leales a su selección, tanto así que se quedarán hasta el miércoles en Tiquicia y luego jalan para Panamá para ver el juego eliminatorio entre aztecas y canaleros.
“Todavía estamos analizando si vamos a Catar, vamos paso a paso, tenemos dudas de que la selección clasifique”, comenta don Sergio padre.
Ayer a eso de las tres de la tarde estaban disfrutando antes de entrar al estadio, ya que les encantó el ambiente del pura vida vida costarricense, al punto que podrían volver más adelante para disfrutar de unas vacaciones en las playas.
Sobre el partido estaban totalmente convencidos de que su Tri ganaría, pero no cómodamente.
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“Imagínese comprar unas entradas tan caras y que la selección pierda... no, no. Es un hecho que no viene bien el equipo, pero no creo que perdamos, lo peor que nos puede pasar es un empate”, comentó Sergio, el junior.
Ellos se alegraron mucho cuando escucharon un mariachi que se posicionó en la entrada del Estadio Nacional, donde se mandaron un montón de rancheras, mientras la barra tica, que también llegó a animar, nunca dejó de alentar con el famoso: “oe, oe, oe... ticos, ticos”.
Novios y rivales
Álvaro Hernández y Diana Hernández conforman una pareja que cada vez que juega México y Costa Rica, le meten buen picante al ambiente.
Él es de Pavas y ella es nacida en el Distrito Federal. Ambos aman a sus países tanto, que ni el amor por su pareja los hace cambiar de bando.
“No es el primer partido entre ambas selecciones que vivimos, ya tenemos tres años juntos y sabemos que en cada partido el ambiente se pone tenso, pero con mucho respeto”, explicó Diana.