El defensor de Saprissa Ricardo Blanco puso las barbas en remojo y reconoció que el torneo de Clausura fue muy difícil a nivel personal y grupal, pero que al final el montón de críticas que recibió lo hicieron más fuerte y al final fue pieza clave en la obtención de la 36.

El gran cierre de torneo le valieron al lateral derecho morado para renovar con la “S” hasta mediados del 2023.

“Me siento feliz y agradecido con el club, Saprissa es una gran institución y me siento motivado para rendir, porque si en Saprissa no se rinde, no se ganan títulos y eso puede dar la salida”, añadió.

Sobre el torneo, el jugador manifestó que para nadie es un secreto que les costó la fase regular y que la única forma de cerrar bocas era con la 36 en la mano.

“Queríamos dar el máximo, pero las cosas no salían y en vez de desesperarnos, un día nos reunimos, nos dijimos las cosas. Es que ya era mucha chota en el ambiente y eso nos hizo preocuparnos más por nosotros mismos, disfrutamos y nos exigimos más.

“Esto es el fútbol, el esfuerzo no se negocia, hay momentos donde no andábamos muy bien. En lo personal había mucha crítica y eso me hizo concentrarme en mi trabajo, disfrutar con mi familia, dejar que todo fluyera y me preocupé y me ocupé”, relató.

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Para Richy, como lo llaman los compas, el momento que más lo marcó en la temporada fue el juego del 7 de abril contra el Philadelphia Union por la Liga de Campeones de Concacaf, cuando cometió una fuerte falta sobre Kai Wagner, al minuto 94.

“Fue una entrada imprudente, nunca con mala intención y por la jugada se me cayó el mundo encima. Me llegaron ofensas de todas formas, comparaciones con animales y el fútbol no da para tanto, los comentarios no me afectan, pero sí a mi familia.

“Mi mente estaba tranquila porque no fue malintencionado. Después del partido, le escribí al jugador, lo busqué por Instagram y le consulté cómo estaba. Él muy amablemente me agradeció por las disculpas y comenzamos a conversar.

“El día del partido de vuelta lo busqué, nuevamente le pedí disculpas e intercambiamos las camisas y es bonito ver la reacción de la gente, me quedo con la satisfacción de poderme disculpar, al final eso es lo que queda”, comentó.

La medalla más esperada

Ricardo recordó que el ganar la 36 era casi una obligación en su casa, pues la pequeña Antonella, de 5 años, esperaba que su papá le entregara la medalla del campeón.

“Un día le dije que quería dormir porque papá tenía que jugar la final y que si ganaba me daban una medalla. El día del juego llegó al kínder diciendo que yo le llevaría la medalla y eso me marcó y fui a jugar con ese pensamiento, de llevar la medalla a la casa.

“Cuando llegué del partido, mi esposa, Brenda, tenía la casa decorada con globos, pero ella estaba dormida, pues al otro día tenía clases. Entonces le puse la medalla a la par de la repisa de la cama y cuando se despertó la vio y me dio muchos besos y cantaba feliz porque éramos campeones”, contó emocionado.

Para el jugador, estos detalles son los que valen la pena y por eso trabaja constantemente para darlo todo dentro de la cancha.

“Antonella es muy relajada con respecto al fútbol, si el equipo gana o no nada pasa, ella está pequeñita, en cambio Brenda sí pasa más pendiente de los comentarios. Ella me pasa defendiendo si me atacan en redes sociales, aunque yo le pida que no lo haga, que no se estrese por eso.

“Eso recompensa todo, el esfuerzo, la dedicación, hacerse de la vista gorda, no escuchar comentarios, no responderlos y estar tranquilos. Ahorita estoy de vacaciones, tranquilo en mi casa y la otra semana nos iremos a pasear”, expresó.

Lecciones

Para el lateral derecho este torneo le dejó como lección que Saprissa como equipo no puede pasar por un momento tan malo como el que enfrentaron a mitad del certamen.

“Saprissa es un equipo que está acostumbrado a estar clasificado, aún en el último juego nos jugábamos la clasificación, estas son cosas que a uno como saprissista le duelen, no encontrábamos explicación.

“Estuvimos en un torneo donde nos subestimaron, nos vieron por debajo del hombro y creo que Saprissa merece respeto, hubo gente que festejó antes de ganar las cosas, pero nosotros decidimos trabajar calladitos y creímos en lavarnos la cara y levantar la copa”, explicó.

Blanco aseguró que la llegada del técnico Mauricio Wright fue muy importante.

“El profe llegó en un momento complicado, en el que nadie daba un cinco por nosotros, pero él creyó, le supo llegar a cada jugar y nos motivó para dar el máximo, nos recalcó la importancia de no darnos por vencidos.

“Insistía en que lucháramos, que sí podíamos lograrlo y todos creímos en eso; con trabajo en cancha, en cada entrenamiento, exigiéndonos y al final se dio el resultado”, aseguró Richy.